¡Basta de anarquía!

¡Basta de anarquía!

La elección de la tribu de Leví se da como reacción a la anarquía reinante en el pueblo desde el momento de la salida de Egipto.

El servicio sacro en el pueblo de Israel antiguo estaba en manos de los primogénitos, cuya santidad desde el vientre los destinaba para ello, y el milagro de la salvación de los primogénitos a la salida de Egipto selló su elección-“Consagra ante Mí todo primogénito: todo el que abre matriz, entre los hijos de Israel…Mío es” (Shemot, capítulo 13, versículo 2).

Este sistema poseía dos grandes ventajas-

1. En cada familia de Israel había un “Cohen” (Sacerdote) y en cada hogar podían servir a Dios, tal como sacrificaron la ofrenda de Pesaj en cada casa en Egipto, al ser el dintel y las Mezuzot de la puerta de la casa como una especie de “Altar”. Un servicio a Dios popular, familiar, y no concentrado

2. En el seno de la familia, no se podía disputar el “Sacerdocio”, porque el primogénito fue elegido por Dios al nacer, “todo el que abre matriz”. No obstante, a veces precisamente un hijo joven es más apropiado para el “Sacerdocio”, pero en ese caso se prevén conflictos interminables.

Y he aquí que transcurrió  un año desde la salida de Egipto, y ya Dios transformó todo, y sustituyó a los primogénitos por la tribu Leví como parte de un Mishkán (Tabernáculo) central. ¿Por qué?

En el capítulo anterior explicamos que la organización ordenada y puntillosa se da en contraste con la anarquía que en efecto reinaba en el año de la salida de Egipto, aparentemente. A ello se le debe agregar el pecado del becerro de oro en el cual la anarquía llegó a su máximo nivel-sin Moshé ni Iehoshúa que se hallaban en el monte Sinai la dirigencia se desarticuló, según la concepción de Jazal (nuestros Sabios de Bendita Memoria), el segundo líder del campamento, Jur de la tribu de Iehudá, fue asesinado, y el pecado del becerro de oro fue también una guerra civil que Aharón trató de evitar al permitir la elaboración del becerro de oro y la fiesta a su alrededor. Tres mil hombres cayeron en esa guerra. Era imposible continuar sin una nueva organización.

La solución que se imponía era un “Mishkán” aglutinante, el cual es cuidado a su alrededor por la tribu de Leví, y todo aquel que se aproximaba a la Tienda de Reunión debía pasar a través de los campamentos de las familias de los Leviim.
Gentileza del sitio 929.

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