¿Acaso Menashé era muy malvado o realizó un proceso de arrepentimiento y retorno? La pregunta que se halla detrás de este interrogante es: ¿Por qué fue decretada la destrucción? ¿Acaso por los pecados acumulados a lo largo de las generaciones como los pecados de Menashé transmitidos a sus hijos o por los pecados de la generación de la destrucción, la generación de Tzidkiahu, responsable de su destino?
En el libro Melajim, Menashé es presentado como el más malvado de los reyes de la Casa de David, por su paganismo y también por el hecho de que “Menashé derramó la sangre inocente en grande abundancia, hasta llenar a Ierushalaim de cabo a cabo” (Melajim II, capítulo 21, versículo 16). A partir de los pecados de Menashé fue definida la sentencia de la destrucción para Ierushalaim. Esto figura tres veces en el libro Melajim e incluso el gran proceso de arrepentimiento y retorno realizado por el rey Yoshiahu de Iehudá, no ayudó a anular el decreto de la destrucción.
No obstante, no es esta la imagen de Menashé reflejada en el libro Divrei Haiamim. La principal innovación es que en Divrei Haiamim se relata que los jefes del ejército del rey de Ashur (Asiria) detuvieron a Menashé y lo arrestaron con cadenas y lo trasladaron a Bavel, y allí, en su dolor y pesar, se arrepintió y le elevó una plegaria a Dios, la cual fue escuchada y él retornó a Ierushalaim a su reinado “Entonces conoció Menashé que el Señor solo era Dios” (Divrei Haiamim II, capítulo 33, versículo 13). Después de ello, fortificó la ciudad de David y quitó a los ídolos de la Casa de Dios.
El hecho que el autor del libro Melajim omitió los hechos, da cuenta de un cambio de actitud hacia la evaluación de esas acciones de Menashé. Según el enfoque del libro Melajim, el proceso de Teshuvá (arrepentimiento y retorno) de Menashé no era concreto, por lo cual no merece ser recordado. Mientras que según el libro Divrei Haiamim, su proceso de Teshuvá fue decente y auténtico.
Parece que el principal problema aquí no es la personalidad de Menashé per se, sino la búsqueda de una razón suficiente a fin de justificar la destrucción del primer Beit Hamikdash, el Gran Templo y el exilio a Bavel.
El libro Melajim supedita la destrucción a los pecados de Menashé, mientras que el libro Divrei Haiamim supedita la destrucción a los pecados de la generación de Tzidkiahu, la generación de la destrucción, no obstante, tampoco aquí esta divergencia no manifiesta posturas contradictorias y opuestas, sino dos puntos de vista desde dos perspectivas diferentes, cada una de las cuales refleja la auténtica realidad.Una gran regla es que si el texto da cuenta de una tragedia determinada que viene com un pago por un pecado determinado, no tiene la intención de descartar otras posiblidades para la explicación de esta tragedia.
El libro Melajim enfatiza la continuidad de las generaciones que provoca que el pecado de los padres sea considerado en la generación de los hijos, y el libro Divrei Haiamim, hace hincapié en la responsabilidad de cada generación por su destino.
Y los dos hechos son ciertos, y de ambos se extraen importantes lecciones morales.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Extraído de las clases de Amós Jajam emitidas por la radio