El pueblo de Israel debe aprender que tienen que respetar el arca y preservar su santidad, pero no cual si fuera un elemento con un poder independiente (tal como lo consideraron en la guerra), sino como un instrumento para el servicio a Dios.
Al llegar el arca al pueblo de Israel, es mencionada la alegría de los hijos de Israel, y todo se ve bien y lindo.
Ningún elemento de esta descripción nos prepara, aparentemente, para la tragedia inminente. Y es bueno que sea así, ya que en esta fase los Pelishtim (filisteos) aún observaban lo acontecido, y si hubieran visto que también los hijos de Israel son afectados por el arca, el efecto del arca sobre ellos se hubiera desvanecido. Solo después de que se fueron los Pelishtim, “Y los cinco príncipes de los Pelishtím vieron esto, y regresaron a Ecrón ese mismo día“(Versículo 16) se produjo el desastre:
“E hirió a los hombres de Bet-Shemesh porque habían mirado el arca del Señor. De todo el pueblo hirió a setenta hombres y cincuenta mil hombres, y el pueblo lloró porque el Señor había herido al pueblo con una gran plaga“(Versículo 19).
¿Cuál es el significado de este pecado? Parece que los hijos de Israel contemplaron el arca (y según la concepción de Radak, Rabí David Kimchi: incluso en su interior). La observación del arca de Dios es contraria al imperativo de la Torá:
“Mas no habrán de allegarse para ver cuando se cubría el Santuario, para que no mueran” (Bamidbar, capítulo 4, versículos 18-20).
¿Qué es lo que provocó repentinamente este pecado? Parecería que al igual que los Pelishtim, en esta instancia también los hijos de Israel llegaron a una situación de extremos opuestos en su relación con el arca. Si en el momento de la debacle de Shiló los hijos de Israel contemplaron al arca de Dios como un instrumento con poderes independientes, he aquí que ahora han perdido el nivel de reverencia requerido en la relación con el arca. El clima de alegría afectó la cualidad de reverencia, lo que derivó en frivolidad.
Tal como en un inicio los Pelishtim manifestaron su temor a Dios a través de las palabras “¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? “(Capítulo 4, versículo 8), lo mismo hacen los hijos de Israel tras el golpe al temor a Dios: “¿Quién puede estar delante del Señor, este Dios santo? “ (Versículo 20). Puede decirse a favor de los israelitas que a diferencia de los Pelishtim, que durante todo el proceso se mostraron intransigentes en su fe, los israelitas comprendieron de inmediato la conclusión y reconocieron su pecado.
La enseñanza que deberían extraer los israelitas de la debacle en Shiló no es el cambio del nivel de reverencia hacia el arca; sino que el mensaje es la modificación del enfoque que sostiene que el arca tiene un poder independiente, que no está supeditado a la realización de la voluntad de Dios. Los dos polos en los que se hallaba el pueblo de Israel, finalmente, deben transmitir el mensaje de aprender el camino intermedio: la fe en Dios, y no en instrumentos externos, pero desde una postura de respeto hacia dichos elementos.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”