Son muchos los que repudian la crueldad de Yehú, no obstante, a partir de una observación detenida y profunda, se puede ver que no es esa la postura del texto.
Son muchos los que repudian la crueldad de Yehú, no obstante, a partir de una observación detenida y profunda, se puede ver que no es esa la postura del texto:
a. Al realizarse una síntesis del terrible accionar de Yehú, él (capítulo 10, versículo 30) fue bendecido por Dios por sus acciones “buenas y correctas” con la Casa de Ajav. El fundamento de su accionar, por explícita instrucción del joven profeta, quien exigió la venganza por la sangre de los profetas servidores de Dios y repitió el terrible decreto de Eliahu de destruir a Ajav y su familia y que Izével sea entregada como comida para perros. Por ello, Yehú fue enviado a vengarse, a matar y a derramar sangre. ¿Acaso es posible comparar la belleza con la destrucción y hacer que la destrucción sea más digna? ¿Y cuál es la importancia del modo de ejecución, cuando se trata de matar?
b. A Yehú se le unieron los grandes de la generación y los justos del pueblo. El texto describió ampliamente la incorporación de Yonadav a la matanza de los sacerdotes del Baal (capítulo 10). Yonadav era una persona amable que se abstuvo de todos los placeres de la sociedad y de su cultura material, a fin de preservar el contenido de las buenas virtudes (Irmiahu capítulo 35), y aún así, no se abstuvo de matar a los sacerdotes del Baal y de participar en el gran engaño.
c. El vocablo “Shalom”, “Paz” aparece diez veces en el episodio que refleja su flagrante violación, cuando a aquellos que solicitan paz se les responde con traición y guerra. Aquí, el sentido de la paz es sarcástico: “¡Mas para los inicuos, dice el Señor, no hay paz!” (Yeshaiahu, capítulo 48, versículo 22). Pero el énfasis de la paz viene a señalar también el proósito de la revuelta, que a pesar de haber sido sangrienta, tenía el propósito de propiciar la integridad y una verdadera paz entre el pueblo y su creador.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del libro “Mikdash Melej-Iyunim beSefer Melajim”, de ediciones Midreshet HaGolán.