Toda vez que leemos este capítulo, comprobamos una y otra vez, hasta qué precipicios espirituales la humanidad puede llegar. La historia humana está colmada de ejemplos como esos. ¿Pero eso se da también en Israel?
El final del libro Shoftim es una unidad de tres capítulos. En el lenguaje de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, son denominados “el episodio de la concubina en Guibá”. En una primera lectura parece que todo el episodio acontecido en Guibá-en la localidad ubicada en le heredad de Biniamín, muy similar a lo ocurrido en Sedom, en la víspera de su destrucción en manos del ángel de Dios, e incluso más duro que eso. En ambos casos la multitud se abalanza sobre la casa del anfitrión y le exige que saque al invitado de género masculino justamente, con alusiones sexuales muy claras. En los dos casos se le propone a la multitud que “se conforme” con mujeres. En Sedom, el hecho no se pudo concretar por la intervención de los ángeles. Pero en Guibá, en efecto, la concubina fue entregada por su dueño a la multitud, contra su voluntad, y en una salvaje tormenta sexual, se abusan de ella durante toda la noche. Por la mañana, ella fue enviada de nuevo a la casa del anfitrión, no obstante estaba exhausta para poder llegar al umbral de la casa de la cual fue arrojada en la noche anterior, para acallar la crueldad de la multitud. Allí ella cayó y murió.
Sin lugar a dudas, un episodio conmovedor. Cada vez que se lee este capítulo, comprobamos una y otra vez, hasta qué precipicios anímicos humanos puede llegar. La historia humana está plagada de ejemplos como esos. ¿Pero también en Israel? El error del hombre Leví de quedar atrapado en este lugar a la noche, ocasionó la revelación de abismos de maldad que nadie supuso que existían. Sin embargo, esos existían con mucha fuerza solamente en una parte de la sociedad israelita, ocultos, hirviendo y burbujeando. Hasta que llegó el “momento adecuado”, y ellos irrumpieron como las aguas ardientes y potentes del géiser (un tipo especial de fuente termal, que emite periódicamente una columna de agua caliente y vapor al aire). Y las aguas turbias, turbulentas, envenenadas y contaminan a los portadores del mal y a todos los que los rodean. Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, dijeron que una de las características de este pueblo es que son misericordiosos hijos de misericordiosos, ¿cómo se condice eso con este horror? Existe una divergencia acerca de cuándo ocurrió este horror, al inicio del libro Shoftim o al final del mismo, como es traído en el libro. De todos modos, hay una particular intención al hecho de que este episodio figura al final del libro. Hay en el Tanaj un principio literario expresado por Even Ezra: “culmina con lo que ha comenzado”. A mi criterio, el libro Shoftim viene a ilustrarnos hasta qué precipicios humanos pueden llegar a caer los hijos de Israel, si continúan siendo influenciados por la cultura de los pueblos de Kenaan, los que por diversas razones, aún no han sido desarraigados.
El inicio del libro Shoftim (Jueces) y muchos de sus capítulos, abordan esta problemática y el castigo celestial que recibieron las tribus a raíz de la influencia de la cultura cananea sobre ellos. El desenlace es un relato trágico, que causa daño a todas las tribus, que según el libro es consecuencia directa de la influencia cananea. Por consiguiente, la conclusión de todo el libro es: sólo el hecho de encaminarse en la Torá de Moshé, siervo de Dios, garantizará la moralidad del pueblo de Israel, su poder espiritual y su sobrevivencia.
Precisamente en este relato existe una diferencia abismal entre la conducta de la gente de Sedom y el episodio que estamos tratando. Las tribus, como un colectivo, se conmovieron y objetaron el hecho sin concesiones, incluyeron la cuestión en el orden del día hasta que la resolvieron. El motivo central se halla en el último versículo: “Jamás se ha hecho ni visto cosa como esta, desde el tiempo que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, opinad y hablad” (Versículo 30). Aquí se halla el punto central. La ética de los padres y la Torá que son el patrimonio, con los que ellos salieron de Egipto, finalmente vencieron. Un pueblo que halla en sí mismo las fuerzas anímicas para rechazar el mal, luchar contra él y erradicarlo, tiene futuro.
Pero sobre esto veremos más en la continuidad del libro de los libros.
Gentileza del sitio 929