¿En qué se equivocó Ben Gurión?

¿En qué se equivocó Ben Gurión?

Debido a los versículos de nuestro capitulo que refieren a la ética social, y otros similares, Ben Gurión admiraba mucho al profeta Amós. Pero Ben Gurión, el gran líder, se equivocó en tres elementos.

Cierta vez, un amigo mío viajó del trabajo a su casa, y otro automovilista lo superó con su automóvil de muy mala manera, y se dio cuenta que era el auto de un vecino conocido. Llegó agitado al Beit Hakneset, a la sinagoga, se dio cuenta que llegó tarde, y encontró al conductor salvaje saliendo del Beit Hakneset. Mi amigo le reprochó: ¡Viajaste como un loco! El vecino, señalando el reloj y con gesto adusto le dijo: casi perdía Minjá, la plegaria de la tarde.

Hay algo en nuestra naturaleza, que tiende a adjudicar un valor mucho más elevado a los preceptos entre el hombre y Dios. Estamos más atentos a las leyes de los tiempos de los rezos que a la prohibición de un manejo peligroso. Rabí Akiva dijo que la regla principal de la Torá es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”; Hilel el Sabio dijo que la síntesis de toda la Torá es “lo que detestas que te hagan a ti, no se lo hagas al otro”. Y a pesar de ello, tendemos a priorizar los preceptos  entre la persona y Dios, por sobre los preceptos entre el hombre y su prójimo. Sencillamente, nos parecen más “preceptos, ordenamientos”, mas religiosas.

Una y otra vez, los profetas nos marcan este error, y entre ellos, Amós: “¡Oigan esto, los que anhelan tragar al menesteroso, y destruir a los pobres de la tierra!, diciendo: "¿Cuándo pasará el novilunio, para que vendamos granos, y el sábado, para que expongamos el trigo (achicando la efá, y engrandeciendo el siclo, y defraudando con balanzas engañosas); para que compremos al pobre con dinero, y al menesteroso con un par de zapatos, y vendamos los desperdicios del trigo?" (Versículos 4-6). No basta con la observancia de las leyes del Shabat, dijo Amós; debemos proteger a los pobres y a  los menesterosos, antes y después de ella. Como consecuencia de estos versículos, y de  otros similares, Ben Gurión admiraba tanto al profeta Amós. Así también eligió llamar a su hijo, Amós Ben Gurión. Gracias a él, la expresión “la moral de los profetas” se halla permanentemente en nuestra boca. Y en efecto, su moral es santa y su reprimenda apropiada. Pero Ben Gurión, el gran líder,  se equivocó aquí en tres cosas.

En principio, el salto del Tanaj al Palmaj no fue exitoso, ni tampoco podía serlo. Ben Gurión intentó borrar la Mishná y el Talmud, los Rishonim y Ajaronim, y dejar en nuestras manos sólo el Tanaj-principalmente los profetas. Pero Amós no puede mantenerse  sin el libro Vaikrá y sin el libro Daniel, sin Baba Kama y sin el Rambam (Maimónides).

En segunda instancia, los profetas no solo clamaron contra las injusticias sociales. Irmiahu (17) protestó contra la profanación del Shabat, y el propio Amós (2), protestó contra la promiscuidad sexual. De un modo recurrente, los profetas también clamaron enérgicamente contra el paganismo.

En tercer lugar, Ben Gurión, tanto él como muchos socialistas, interpretó la ética personal de los profetas como una institución de beneficencia estatal. Pero los profetas convocaban a la piedad personal, y no a la creación de un ministerio de la piedad. Los profetas de dirigían a las personas y no a los establecimientos. En sus conceptos, no hay alusión alguna a la trituración y reconstrucción de la economía y la sociedad, a la nacionalización de la ética personal. En todo eso, se equivocó Ben Gurión, y a pesar de ello, entre sus méritos, se le adjudicará también este mérito: que restituyó al centro de nuestro escenario público a Amós y sus amigos profetas, y el clamor de ellos.


Cortesía sitio 929.

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