¿Qué comerán los pobres al final del ayuno?

¿Qué comerán los pobres al final del ayuno?

 

Si para los fuertes y ricos el ayuno dura un día ceremonial, y para los pobres es un estilo de vida permanente - Dios no aceptará el ayuno, ni las plegarias, los gestos rituales ni las confesiones.

La idea fundamental del ayuno es la igualdad básica entre las personas, ya que todos fueron creados "a imagen de Dios". Cuando se ayuna, todos tienen hambre, cuando se ayuna, las diferencias se hacen a un lado. En contraste, cuando algunos comen como el Rey Shlomó y otros comen pan seco, la competencia socioeconómica se desata, las brechas rompen récords, y con ellas el avasallamiento de los débiles y pobres, y actos de injusticia y opresión sin fin.

Un día de ayuno y abstinencia puede convertirse en un impulso para el cambio y la reparación, si se entiende correctamente su significado y se actúa en consecuencia. Pero si el día de ayuno se convierte en un día ceremonial donde se golpea "con el puño de maldad" un pecho hinchado, lleno de planes de competencia y maldad - el ayuno no tiene valor alguno.

Un punto crítico de prueba está en la pregunta: ¿qué comerán los pobres al final del ayuno – acaso continuará simplemente el sufrimiento una y otra vez? Si para los fuertes y ricos el ayuno dura un día ceremonial, y para los pobres es un estilo de vida permanente - Dios no aceptará el ayuno, ni las plegarias, los gestos rituales ni las confesiones.

El Shabat es un mandamiento divino, y la mayoría de los días de ayuno son iniciativa de los seres humanos. En el juicio injusto de Navot el Izreelí, que fue ejecutado en una conspiración de falso testimonio planeado, se dice: " Proclamen un ayuno, y pongan a Navot, entre los principales del pueblo (Melajim I, capítulo 21, versículo 9); la gente de Ninvé (Nínive) proclamó ayuno y se vistieron de harapos por el decreto divino pronunciado por Ioná (Ioná, capítulo 3, versículos 5-10).

Sin embargo, hay un aspecto común entre el Shabat y el ayuno - el Shabat también se basa en la igualdad entre las personas, cuando la competencia socioeconómica se detiene y se fortalece la igualdad. Sin embargo, si durante el Shabat los pudientes planifican la continuación de la carrera en los negocios y la continuación de la injusticia, entonces el Shabat tampoco tiene valor.

La misma crítica profética de Amós sobre los “observantes” del Shabat (Amós, capítulo 8, versículos 4-7), la escuchamos de Yeshaiahu y sus discípulos (capítulo 1, versículos 13-17; capítulo 58, versículos 13-14).

Cortesía sitio 929

 

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