¿Quién sabe lo que es bueno?

¿Quién sabe lo que es bueno?

La tercera parte de la obra denominada Kohelet continúa. Y hoy: relatos de riqueza y fracaso-y cada relato es más duro que el anterior.

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Cuando el temeroso de Dios se aleja, la discusión entre las tres representaciones del “yo”, regresa, y se centra en los pesares de la riqueza, aparentemente, por influencia de las palabras del temeroso de Dios, que generó un contraste agudo entre ele “trabajador”, cuyo sueño es dulce, y “el rico”, que no puede conciliar el sueño por tantas preocupaciones de satisfacción.

 

 

Aquí son descriptos distintos casos de personas que no tuvieron éxito a partir de su esfuerzo y riqueza destacada, y cada relato es más duro que el anterior. Personas muy ricas que perdieron todo su capital en una crisis económica o por dejarse arrastrar por el instinto aventurero a una inversión fallida, a sus hijos no les queda nada, y esos ricos murieron totalmente carenciados (Capítulo 5, versículos 12-15); no solo que todo se ha perdido, sino que toda su vida particular se ve afectada por crisis, enojos y peleas, presiones y preocupaciones (Capítulo 5, versículo 17); personas ricas en patrimonio, a las que una persona extraña se apoderó de sus bienes, y se quedaron sin nada (Capítulo 6, versículos 1-2); grandes jefes de familias y acaudalados, que nunca lograron disfrutar de sus bienes, y finalmente los perdieron y ellos mismos desaparecieron y sus cuerpos no fueron hallados-“y que aun sepultura no haya habido para él” (Capítulo 6, versículo 3).

 

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En esta instancia de la discusión, ya no se hace referencia a las personas simples, ni a los oprimidos ni a la sociedad, sino a destacados ricos que se asemejan al rey Shlomó, cuya grandeza, riqueza y sabiduría fueron descriptas en forma pormenorizada en la primera parte (Capítulo 2, versículos 4-10), y el gran pánico por una posible pérdida de todo deriva en una gran desilusión.

Aparentemente, esas personas poseen en sus manos todas las llaves del mundo, incluidas las soluciones a todos los interrogantes surgidos en la discusión. Pero en realidad, los relatos acerca  del destino de los ricos muestran fracasos tremendos y trágicos, y en el último caso, en el cual “aun sepultura no haya habido para él... digo: es mejor que él, el aborto” (Capítulo 6, versículos 3-5), que no vio nada de todo “el acto malo que se hace bajo el sol” (Capítulo 4, versículo 3)…” Ni tampoco sol él vio ni ha sabido; quietud hay para éste, más que para éste” (Capítulo 6, versículo 3). Todos concuerdan, que aquellos que tienen éxito a partir de su esfuerzo y riqueza, son pocos-“esto, don de Elohim es” (Capítulo 5, vrsiculo 18).

 

 

 

La tercera parte cierra la primera mitad de la Meguilá, del relato (según la tradición), y está colmada de expresiones características de la adivinanza de la apertura “vanidad, oscuridad, lugar, todo desaparece, todo esfuerzo, no se ve colmada, lo que ha sido, ¿qué preeminencia para la persona?, bajo el sol”. Parte de estas expresiones puede ser encontrada en Kohelet, en todo lugar, pero esta concentración sintetizada figura precisamente en la apertura y en los cierres y todo retorna a la gran pregunta de Kohelet-“Pues ¿quién habrá de saber qué es bueno para el hombre en la vida, en los contados días de su vida de absurdidad, y que los considere cual sombra, pues quién habrá de decir al hombre qué es lo que será después de él bajo el sol?” (Capítulo 6, versículo 12).

Es muy clara la profunda preocupación de Kohelet-Shlomó por lo que sucederá después de él, con su reino, su sabiduría y todos sus éxitos y el interrogante del heredero (¿Rejabam?) sobrevuela por todo el relato, desde el comienzo hasta el final.
 

Extraído del libro: “Ani Kohelet-Makhelat kolot bidmut ajat”, Ediciones Maguid.

Gentileza  sitio  929

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