A pesar de que la intención de Shlomó era buena-acercar a los pueblos del mundo, finalmente sus mujeres desviaron su corazón. A través de sus actos, que tenían el propósito de fortalecer a Israel, sin intención alguna se sembró la semilla de la calamidad..
Al nacer, Shlomó logró la gracia de Dios” “Y el Señor le amó” (Shmuel II, capítulo 12, versículo 24), también él amaba a Dios “Y Shlomó amaba al Señor, andando en los estatutos de David, su padre” (Capítulo 3, versículo 3), pero al final, Shlomó se complicó con un amor extraño.
El amor de mil mujeres, no es un amor romántico, es simplemente una expresión prestada de un matrimonio politico nacional, como se acostumbraba entre los reyes de los pueblos y las tribus de esa época. El amor mismo sigue siendo un objeto venerado y distante en Suir Hashirim, el Cantar de los Cantares de Shlomó. Al definir estos matrimonios de Shlomó como amor, el texto les concede también un contenido positivo y no como meros relatos e intrigas políticas.
David conquistó todo el espacio con la fuerza de la espada, mientras que Shlomó allanó un camino para mantener el reino por vía pacífica: “Pero el rey Shlomó amaba a muchas mujeres extranjeras…” (versículo 1). Shlomó creía en la capacidad de Israel de acercar a las naciones del mundo a través de alianzas poíticas, y así atraerlas también a las palabras de la Torá y finalmente, introducirlas bajo las alas de la Divinidad (Ierushalmi, Sanhedrín, capítulo 2, 6),.Shlomó comenzó a ejecutar esto él mismo y desplegó sus alas sobre los pueblos de la region en matrimonios con diversos referentes, siendo el más destacado de ellos, Egipto-su matrimonio con la hija de Paró.
La sensación de poder de Shlomó provenía de la plenitude alcanzada por Israel en su época. Su período fue el punto culminante del éxito del pueblo, una especie de visión del futuro y la época mesiánica. La riqueza material, la plenitud espiritual y la armonía entre ellos, lo liberaron de su vacilación dubitativa y de su excesiva preocupación. Si bien no hay preceptos que habrán de ser eximidos en el futuro, Shlomó se permitió esos preceptos que no estaban inherentemente prohibidos en sí mismos, sino que reflejaban como un cerco y un vallado para otras cosas. Esos tres preceptos recibidos por el rey de Israel no eran una prohibición concreta, sino que su razón fue explicada como un vallado contra un deterioro adicional:”No volverá a regresar por este camino”, “para que no se desvíe su corazón”, “Para que no se enaltezca su corazón más que sus hermanos” (Devarim, capítulo 17, versículos 16-20). A Shlomó le pareció que dichos temores fueron anulados en su período, por lo que no le encontró sentido alguno a la prohibición, y acumuló riqueza, caballos y mujeres.
En efecto, aunque la intención de Shlomó era buena-sus mujeres desviaron su corazón. A partir de estas acciones, que tenían el propósito de fortalecer el reino de Israel, se sembró involuntariamente la semilla de la calamidad.
“Cuando Shlomó se casó con la hija de Paró, descendió el ángel Gabriel del cielo e implantó una caña en el mar y un banco de arena creció a su alrededor, y sobre el mismo se construyó la gran ciudad de Roma” (Shabat 56b).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del libro “Mikdash Melej-Iyunim beSefer Melajim”, de ediciones Midreshet HaGolán.