Basta de violencia

Basta de violencia

La Torá asegura que habrá paz en la tierra y que ninguna espada pasará por nuestra tierra. Esta promesa viene a enseñarnos que no es suficiente con la quietud de los enemigos externos sino que se requiere también de una paz interior en el seno de la sociedad. Es sumamente importante la educación para impedir la violencia a todo costo.

Una de las promesas más pastorales figura en nuestro capítulo:” Impondré paz en la tierra…y la espada no pasará por vuestra tierra” (Versículo 6). Algunos comentaristas explicaron que la intención del versículo es la de que en nuestra región reinará una paz estable, hasta el punto que los pueblos no deberán atravesar nuestra tierra cuando se dirijan a combatir a otros sitios. Pero tal vez se puede interpretar que el versículo nos asegura que no es suficiente con que haya calma con nuestros enemigos externos, también nuestra espada dirigida hacia nosotros mismos no pasará por la tierra. Desde nuestros albores como pueblo, la cuestión de la seguridad interior fue tan crítica como la cuestión de la seguridad exterior. Los hombres del cuchillo en la época del segundo Beit Hamikdash, los sicarios, cargan con la responsabilidad de la destrucción del Templo tanto como los romanos que le impusieron el sitio a la ciudad.

Parece ser que las espadas que asoman en nuestro país ponen en peligro nuestra seguridad y tranquilidad no menos que la amenaza iraní. Si muchachos y muchachas temen salir a las calles de la ciudad hebrea más grande por si les sucede algo malo, el hecho nos compromete a realizar una profunda introspección. La violencia no es un decreto celestial, mas su solución no empieza ni termina en la policía. La policía tiene una función importante en la generación de disuasión y castigo, pero no está entre sus facultades la de erradicar la voluntad de delinquir. Enfrentar a la violencia es un proceso que comienza en el hogar, en la plaza de juegos y en la escuela. Debemos dejar en claro a nosotros mismos y a nuestros hijos que hay medidas que nunca deben ser adoptadas, incluso cuando estamos muy doloridos y enojados.

Debemos aprender y enseñar que se puede y se debe controlar nuestra voluntad de satisfacción inmediata a todo precio. Esta regla es correcta cuando lidiamos con nuestro hijo que nos ruega por un aparato celular caro o por una golosina que anhela; si podemos frenar el deseo del niño de gratificación inmediata, y también nuestro deseo de gratificación inmediata, nos encaminaremos a nosotros y a nuestros niños a mejores distritos de autocontrol y una enorme mejora social.

Cuando logremos educar que la violencia se encuentra fuera de nuestro ámbito, la necesidad de la policía prácticamente se verá reducida  a cero.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".

 

Volver al capítulo