Es bueno alegrarse y conectarse con las Mitzvot, los preceptos. No obstante, debemos saber que estamos ejecutando la voluntad de Dios, incluso cuando no comprendemos, porque hacemos su voluntad y no lo que nosotros sentimos que es bueno.
Hace muchos años, se le solicitó a mi Maestro y Rabino, el Rabino Amital Z”l (de Bendita Memoria) que participara de un seminario en Shabat de la organización “Guesher”, del cual participaron religiosos y seculares.
El Shabat fue de un altísimo nivel espiritual, y al final del mismo una joven se puso de pie y dijo: “He decidido hacer Teshuvá (Retornar a las fuentes). ¿Cuál es el primer precepto que debo cumplir?
El Rabino Amital le dio una respuesta original. Él dijo: el pueblo de Israel ya ha estado en tu situación. La primera vez en la que el pueblo de Israel comenzó a cumplir preceptos, fue en “Mará”. Allí recibieron parte de los preceptos-“Allí le implantó el Señor norma y costumbre, y allí lo sometió a prueba” (Shemot capítulo 15, versículo 25). ¿Cuáles son esos preceptos? Rashi explica en el lugar: “Allí le implantó-en Mará les entregó algunas de las temáticas de la Torá para que se ocuparan de ellas, Shabat, la vaca roja y leyes”.
Hay aquí tres Mitzvot, tres preceptos: Shabat, la vaca roja, leyes. Con respecto al Shabat se puede entender, la señal de un pacto singular, entre Dios y la asamblea de Israel. Una alianza que es testimonio del particular vínculo y de la creación del mundo (y este es también el precepto al que se hace referencia en la secuencia inmediata, en la Parashá, sección de Beshalaj). Leyes-se puede entender. Todo pueblo requiere de un orden jurídico a fin de desarrollar una sociedad normativa. No obstante, ¿cuál es la idea de la vaca roja? Si observamos detenidamente, veremos que hay aquí dos tipos distintos de Mitzvot, de preceptos: la vaca roja-un precepto que nadie comprende. Leyes, orden jurídico: preceptos que todos comprenden.
Y así dijo el Rabino: comienza por cumplir un precepto con el cual te identificas y amas, y un precepto que no comprendes. Aunque esa actitud te cause malestar. Por un lado, es bueno alegrarse y conectarse con los preceptos. Sin embargo, debemos saber que estamos haciendo la voluntad de Dios en el mundo, incluso cuando no entendemos, porque ejecutamos su voluntad y no lo que nosotros sentimos que es bueno. Por el contrario, el cumplimiento de la Halajá (ley religiosa) se manifiesta de un modo muy particular, precisamente cuando hacemos cosas que no entendemos!