En el libro Bamidbar, Moshé Rabenu es considerado demasiado “sagrado” para conducir al pueblo. Tras aproximadamente seis meses sobre el monte Sinai, su nivel espiritual es mucho más elevado que el del pueblo. El problema no es que Moshé no está capacitado para conducir, sino que el pueblo se halla en un nivel sumamente inferior para sacar provecho de dicho liderazgo.
Tras el pecado del becerro de oro, Moshé está dispuesto a morir para salvar al pueblo, mientras que en el pecado de los que desean, él prefiere morir antes que seguir liderando al pueblo! En el libro Shemot, Moshé se esforzó para defender a los hijos de Israel, mientras que ahora-está como desesperanzado.
¿Acaso es posible que Moshé haya reaccionado de una manera inapropiada? ¿Acaso es posible que el profeta más grande de todos los tiempos, quien recibió la Torá y se la transmitió a los hijos de Israel, se haya desesperanzado? ¿Acaso Moshé Rabenu-quien sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto y los condujo fielmente al monte Sinai-ahora no los puede conducir en su travesía del monte Sinai a la tierra de Kenaan?
Es posible que el contraste entre la reacción de Moshé en el pecado del becerro de oro y la que tuvo en el episodio de los que desean comida surge de la causa que se halla detrás de cada uno de los pecados.
El pecado del becerro de oro, a pesar de su gravedad, surgió a partir del deseo erróneo de los hijos de Israel de llenar el vacío espiritual producido por la ausencia de Moshé Rabenu. El pecado de los que desean comida, a diferencia del anterior, fue totalmente material-un deseo desenfrenado por la comida.
Moshé Rabenu estaba dispuesto a asumir el desafío educativo que le impuso el pecado del becerro de oro: restituir la voluntad espiritual, que se ha canalizado en forma negativa, hacia el camino recto. Sin embargo, ante el pecado de los que desean comida, él se desesperanza. Moshé no está capacitado para entender cómo es que un pueblo que permaneció durante un año en el monte Sinai, se sume íntegramente en un deseo tan material. A Moshé le faltan herramientas educativas para tratar este tipo de comportamiento.
La reacción inmediata de Dios al argumento de Moshé refleja la problemática del liderazgo de Moshé. Dios ve con buenos ojos la posibilidad de delegar parte del espíritu de Moshé a los ancianos. A partir de ahora, Moshé debe dividir sus roles de liderazgo con los setenta ancianos, quienes están capacitados para atender problemas de este tipo de una manera más real.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion".