Yarovam recibe una dura profecía tanto del varón de Dios procedente de Iehudá (capítulo 13) como de Ajiá, el Shiloní (capítulo 14). ¿Por qué Dios le transmitió la dura profecía a través de dos profetas dieferentes? ¿Por qué no se lo comunicó al principio a través de Ajiá, el Shiloní, que lo coronó como rey?
Después de que Yarovam recibe el reinado de Ajiá el Shiloní, adopta una serie de medidas que no condicen con la Halajá, la ley religiosa judía (capítulo 12). Modifica el sitio del servicio a Dios y como sustituto del Templo en Ierushalaim, coloca dos becerros en la región de Dan y Beit El. De este modo, restituye el servicio en las “Bamot”, los “Sitios Altos” en Israel, que fue interrumpido tras la elección de Ierushalaim por parte de Dios. También cambia la fecha de la festividad de Sucot y otras cosas.
Estos hechos no son bien vistos por Dios y le envía a Yarovam una dura profecía, primero con el varón de Dios, proveniente de Iehudá (capítulo 13) y luego, a través de Ajiá, el Shiloní (capítulo 14) quien le anuncia una dura noticia a la esposa de Yarovam. ¿Por qué Dios le transmitió la dura profecía a través de dos profetas dieferentes? ¿Por qué no se lo comunicó al principio a través de Ajiá, el Shiloní, que lo coronó como rey?
Parece que la respuesta a ello está relacionada con el contenido de la profecía de los dos profetas. El profeta de la tribu de Iehudá profetiza acerca del altar construido por Yarovam y su futuro. No profetiza algo personal sobre la familia de Yarovam sino acerca del servicio que él ha renovado. Su profecía aborda una etapa postrerior en la cual una persona llamada Yoshiahu eliminará a los Cohanim, los Sacerdotes de las “Bamot”, los “Sitios Altos”, y destruirá los altares. No hay aquí un perjuicio personal a Yarovam sino una profecía para el pueblo de Israel ya que el servicio de los becerros no se perpetuará y llegará a su fin.
A diferencia de ello, Ajiá, el Shiloní, fue enviado con una dura noticia a la familia de Yarovam y para el futuro de su reino. Él es quien coronó a Yarovam y es él quien profetiza el final de Yarovam. Aquí, el perjuicio es personal a Yarovam y a su familia. Él no cumplió el pacto deDios y por consiguiente tampoco Dios preservará su promesa de que su reino será estable y permanente.