La Torá describe la intensidad del amor de Iaacov por Rajel de una manera que causa asombro. ¿Acaso esta descripción romántica se adapta a la figura de Iaacov, el más querido de los Patriarcas, quien siempre está dispuesto al servicio a Dios?
La descripción del amor de Iaacov por Rajel, quien a través de su intenso amor sintió como si los siete largos y agotadores años de trabajo hubieran sido apenas unos pocos días, es una de las más bellas descripciones del amor reflejadas por la literatura general. No obstante, esta belleza- es desconcertante: ¿Acaso la intensidad de este amor encaja con la figura de Iaacov? ¿Acaso condice con la rectitud y el temor a Dios del más querido de los Patriarcas, quien recorre los mundos superiores y los ángeles divinos se le revelan al salir de la tierra de Israel en el inicio del episodio y al retornar a la misma al final?
Parece ser que la conducta de Iaacov contiene un mensaje importante. Sobre el versículo “Y hombres consagrados serán para mí” (Shemot capítulo 22, versículo 30) solía comentar el Rabí de Kotzk: “Angeles ya tengo suficientes-dijo Dios- a ustedes no les pido que sean ángeles sino que sean justamentehombres consagrados. La Torá no exige la represión de los instintos humanos, por el contrario: nos exige vivir como hombres, con todas las cualidades que implica- pero en un ámbito de santidad. No hay ninguna contradicción entre la revelación de los ángeles a Iaacov y su intenso amor por Rajel.
La Guemará relata sobre RabíAkiva que había alcanzado un nivel muy elevado de amor a Dios (Tratado de Brajot, página 61, carilla 2) y he aquí que sobre el mismo Rabí Akiva, la Guemará relata cómo se enamoró de KalbaSabua y cómo quedó encantado con la belleza de la esposa de Tornosropus (Ver Rashi y Ran, Tratado de Nedarim, página 50, carilla 2)
Con el correr del tiempo, lamentablemente, esta percepción en relación a las cualidades humanas naturales sufrió cambios. El RabinoKuk señaló que antes de que fuera anulado el instinto de la idolatría, y en el corazón había una fuerte inclinación del amor a Dios, no había ningún inconveniente en concebir el intenso amor de un hombre por una mujer; pero tras esa anulación del instinto idólatra y la disminución en la intensidad del amor a Dios, se modificó también la relación con los instintos humanos naturales. Había sectas (por ejemplo, los esenios y los cristianos) que practicaban el celibato y el ascetismo, y lamentablemente, el judaísmo también fue influenciado por ello. El amor por una mujer no era considerado como algo humano sino que tomó la connotación de pecado. Esa es una situación antinatural- y el comportamiento de Iaacov en este episodio dará testimonio de ello.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"