Betzalel, el artista elegido para construir el Tabernáculo, poseía dos capacidades singulares: una-la capacidad de absorber el significado espiritual profundo, a partir del particular vínculo con Dios, y la segunda-la capacidad de expresar la idea espiritual con elementos materiales.
“Y lo he colmado con espíritu de Elohim: con sabiduría, con inteligencia y con conocimiento en toda labor” (Versículo 3) ¿Cuáles son la sabiduría del corazón, la inteligencia, el conocimiento y el pensamiento particulares que se requieren para la labor en el Tabernáculo? El comentarista Rabí Shimshón Rafael Hirsch explica (en su comentario al versículo 3) que “la obra del Tabernáculo no fue solamente una construcción exterior de un hecho artístico exterior, sino el emprendimiento de una construcción, cuyas partes tenían un significado simbólico. Las ideas que se reflejan en el Tabernáculo y en todas sus partes estarán sobre el corazón de aquellos que realizan la tarea en el momento de la acción. Estas ideas los guiarán y hacia ellos estará dirigido su corazón.”.
Es decir: la tarea en el Tabernáculo no es solamente un acto externo de construcción de objetos según un plan preciso, sino que hay aquí una construcción de objetos con un significado simbólico. El significado interno que se encuentra detrás de los utensilios del Tabernáculo, quedará reflejado a través de la expresión de los utensilios, y para ello se requiere de una habilidad particular compuesta por dos capacidades: primero-la capacidad de absorber el sentido interno espiritual profundo, y segundo- la capacidad de expresar la idea espiritual a través de los utensilios materiales. En el comentario del Rambá”n (alusivo al versículo 2) se puede hallar una comprensión adicional de la esencia de la singular sabiduría de Betzalel: …” y además dijeron que Betzalel sabía unir las letras con las que el mundo fue creado y el asunto es que el Tabernáculo las insinuará y él es el que conoce y comprende su secreto”.
Es decir, la tarea del Tabernáculo no era una habilidad artesanal, sino una acción espiritual, tal como la creación del mundo. No se trata de una sabiduría exterior que puede ser estudiada de modo intelectual, ni se trata de un talento artístico común, sino que se trata de sabiduría interior del corazón, que emana de un singular vínculo con Dios: por un lado la persona trata de comprender el sentido interno espiritual de las cosas, y por otra parte Dios influye sobre ella un espíritu particular que le permite dicha comprensión. El Midrash lo expresó de la siguiente manera: …” Betzalel-a la sombra de Dios estabas parado cuando Dios me mostró su obra…” (Bamidbar Raba, Vilna, sección 15).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"
Sharón Rimon: la Rabanit Sharon Rimon es docente de Tana”j y Editora de Contenidos de Tana”j en el Instituto Académico Herzog.