El relato de la violación de Diná nos presenta figuras complejas. En Shjem, el hombre “malo”, tiene también características positivas, y los hijos de Iaacov, “los buenos”, también tienen actitudes problemáticas.
Una lectura simple del episodio de Diná lo refleja tal vez como una descripción de la “Lucha de los hijos de la luz (los hijos de Iaacov) contra los hijos de las tinieblas (Jamor, Shjem y los hombres de su ciudad), no obstante la realidad descripta en el relato, no está compuesta solamente por los colores blanco y negro, sino de diversos matices de gris. También los “malos” son personas complejas en las que se pueden hallar puntos de luz, y también los “buenos” son personas a quienes el relato tiene la intención de elevar nuestra crítica en relación a sus reacciones y hechos.
Shjem ben Jamor es, sin ninguna duda, el “hombre malo” del relato: es el que hizo el hecho abominable, dañando seriamente a Diná y a su familia. Y en efecto, un acto vil como éste, que es cometido por el hijo del gobernador del lugar y los damnificados son extranjeros, que no tienen quien los proteja, ¿cómo puede llegar a concluir?
El desenlace “natural”, característico de los actos de violación de este tipo es el abandono de la violada, sin temor a represalias y ningún intento de expiar el crimen.
En hechos más graves, puede darse que el violento violador, se aproveche desu status social protegido, para seguir poseyendo a la víctima, abstrayéndose de su voluntad y del daño a su familia.
No obstante Shjem ben Jamor no se comportó de acuerdo a la primera opción:
Después del hecho “se apegó su alma a Diná, hija de Iaacov, y amó a la joven y habló al corazón de la joven” (Versículo 3).
Cuántas expresiones de afecto encontramos aquí, e incluso un intento de apaciguarla a Diná y satisfacerla. Este amor continúa recibiendo diferentes expresiones en la continuidad del relato, e incluso Shjem, desea tomar a Diná como esposa.
Shjem tampoco actuó según la segunda posibilidad: a pesar que aún la mantiene a Diná, sin embargo desea un matrimonio adecuado con ella, con el consentimiento de la familia, y está dispuesto a realizar diferentes sacrificios en pos de ello.
Y en efecto, ninguno de estos elementos puede modificar la evaluación del hecho criminal cometido por Shjem en el inicio del relato, no obstante, el relato está muy distante de reflejar a Shjem como un perverso absoluto, como un hombre insensible. Por el contrario, él es presentado como un joven cautivado por un amor verdadero, y tras fracasar está dispuesto a enmendar sus actos.
Un proceso inverso nos transmite el relato con respecto a los hijos de Iaacov. Al principio el lector percibe una plena identificación con los hijos de Iaacov, pero ¿acaso esta identificación sin dudas, continúa acompañando al lector también al final del relato? ¿Acaso la matanza de todos los varones de la ciudad mientras estaban doloridos por la circuncisión, despierta en el lector alguna incomodidad y confusión moral? ¿Y en cuanto al saqueo?
Los dos procesos descriptos, por los que pasa el lector del relato, en el transcurso del cual va cambiando su parecer univalente sobre los personajes principales de la historia, están interrelacionados: el cambio de la actitud del lector hacia Shjem, el personaje negativo de la historia, potencia su sorpresa en función de las acciones de los hijos de Iaacov en el final de la historia.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"