El cántico de Débora y la desunión de las tribus de Israel

El cántico de Débora y la desunión de las tribus de Israel

El cántico de Débora expresa una dura desilusión de la fragmentación entre las tribus y de ello aprendemos sobre la importancia de la unidad.

En mi infancia, cuando estudiamos en la escuela los capítulos 4 y 5 del libro Shoftim, la imaginación quedaba cautiva en los relatos de la victoria de Israel sobre Yabín el rey de Jatzor y el capitán del ejército Sisrá, combinados en las tramas de dos increíbles mujeres-Débora, una jueza líder (y la expresión “juez” en el libro Shoftim como es sabido no se relaciona únicamente a la función jurídica sino que hace referencia al liderazgo activo); y Yael, una mujer valiente que mató al capitán del ejército enemigo Sisrá; al final del cántico de Débora figura otra mujer, la madre de Sisrá que aguarda por su regreso triunfal sin saber la suerte corrida por él, y sus damas consuelan su triste expectativa con vanas condolencias, como si Sisrá estuviera repartiendo el botín. En nuestra niñez estudiamos de memoria el cántico excelso de Débora, “Despierta, despierta, Deborá; Despierta, despierta, profiere un cántico” (Versículo 12). También hemos leído acerca de las tribus combatientes en la contienda y sobre aquellas que no lucharon; pero sólo cuando me solicitaron ahora que me expidiera en este caso de la participación tribal parcial, comprendí que el cuadro es complejo. En el relato de la “prosa” de la guerra figura como general Barak hijo de Abinoam de Kedesh Naftalí, y las tribus combatientes mencionadas son Zebulún y Naftalí, tribus norteñas “Y convocó Barak a Zebulún y a Naftalí en Kedesh…” (Capítulo 4, versículo 10).

Y no obstante, al aproximarnos al cántico-el cuadro general israelí es más amplio. Citaré los versículos relevantes (Versículos 14-18):” Los de Efraim que habitan en la zona de Amalek. Tras ti, Biniamín, con sus huestes. De Majir descendieron príncipes, Y de Zebulún los escribas. También los príncipes de Issajar fueron con Deborá. Isajar fue enviado a pie tras Barak al valle. Las cabezas de Reubén han tenido grandes pensamientos. ¿Por qué te quedaste entre los rebaños, para oír los chiflidos de los pastores? De las divisiones de Reubén grandes fueron sus reflexiones. Guilad, habitó del otro lado del Jordán: Y Dan ¿por qué se mantuvo junto a los navíos? Asher se sentó en la playa y en sus golfos se quedó. El pueblo de Zebulún expuso su vida a la muerte, Y Naftalí en las alturas del campo.”

Una simple lectura del texto nos indica, al parecer, que las tribus que participan de la guerra son, además de Naftalí y Zebulún, las tribus de Efraim, Biniamín parte de Menashé (Majir) e Isajar-mientras que los que se evaden de la guerra son Reubén, una parte de Menashé (Guilad y tal vez conjuntamente con Gad) Dan y Asher. Esto también se infiere a partir del comentario de Rashi; pero hay comentaristas que no coinciden en la mirada (apreciación)-Metzudat David considera que Guilad es Majir y por ello sale a la guerra, y la tribu de Asher que tiene derecho al perdón ya que sus ciudades fueron arrasadas y están ubicadas en los confines  y no podía salir a la guerra ya que tal vez el enemigo se aprovecharía de dicha situación. El Prof. Iehudá Elitzur en su comentario “Daat Mikrá” hace referencia a Guilad como un desertor y del mismo modo lo hace con Asher. A diferencia de ello, la Prof. Yaira Amit en su comentario “Mikrá LeIsrael” contempla a Guilad como quien participó en la guerra, y así también Dan y Asher.

Por cierto, no está a mi alcance definir estas controversias, pero me resulta claro que en el cántico de Débora se refleja, a la par del elogio a los combatientes, un sentimiento de profunda desilusión por la división, sentimiento relacionado no solamente con las tribus de la ribera del Iardén (Jordán) sino también con determinadas tribus del norte que no lucharon. La ciudad que es particularmente criticada en el cántico de Débora es Meroz, cuya ubicación es incierta, pero dichos conceptos pueden ser considerados en alusión a las tribus que no se involucraron-“porque no vinieron a ayudar al Eterno, en ayuda del Eterno contra los poderosos” (Versículo 23).

¿Qué aprenderemos del episodio? La importancia de la unidad, y conforme a los conceptos del Rabino Asher Weiss sobre el tema “el acto de los padres es un ejemplo para los hijos” ya que: “cuando el pueblo de Israel se encuentra unido no hay nación ni lengua alguna que pueda controlarlo”. Aún si ésta no es la realidad, en función de los peligros que nos acechan, tal vez no sea una mera leyenda.

 Gentileza del sitio 929

 

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