El ciego inteligente

El ciego inteligente

A pesar de que el profeta Ajiá es ciego, ve mucho mejor que otras personas, y eso no se debe a que está dotado de una capacidad especial, sino porque es un enviado para transmitir la palabra de Dios.

El relato es un tanto irónico hacia Yarovam y su esposa y echa luz sobre su intento de ocultarse y evadirse reflejado como ridículo. El anuncio del texto sobre la ceguera de Ajiahu potencia la ironía y ridiculiza el intento de Yarovam y de su esposa de ocultar su identidad: el disfraz estaba demás, ya que de todos modos el profeta es ciego y no ve a la mujer que recibe, y a pesar de ello, la identifica sin siquiera necesitar verla.

Este anuncio alusivo a la ceguera de Ajiahu es importante para moldear la conciencia de la espoa de Yarovam en el relato: la mujer de Yarovam no sabe que Dios se le reveló a Ajiahu y que le anticipó acerca de su llegada (versículo 5). Esto nos fue dicho a nosotros, los lectores. Y efectivamente, ¿cómo se explicará a sí misma el hecho de que inmediatamente a su llegada, Ajiahu la llama y la identifica “ven esposa de Yarovam…”(versículo 6)? Si Ajiá no hubiera sido ciego, la mujer de Yarovam habría pensado que el profeta la reconoció de algún modo al verla aproximarse a su casa. No obstante, al encontrarse con un profeta ciego, la señora de Yarovam comprende inequívocamente de que el conocimiento de Ajiahu es un conocimiento profético y no natural. Esta conciencia de la esposa de Yarovam, le da forma a su propia actitud, y por ende, a la actitud de Yarovam, ante los conceptos que les dirá Ajiahu.          

Ajiahu, el ciego, quien a pesar de su ceguera reconoce a la mujer que se presenta ante él, se une a otras personas ciegas de la Biblia, que se revelan como más inteligentes que la persona vidente que está frente a ellas. La opinión de las personas en esos tiempos, era que el profeta poseía capacidades especiales que le permitían ver lo desconocido. Por consiguiente, pensaban que podían presentarse ante el profeta, ocultando su identidad, y aún así, podrá predecir el futuro. No obstante, nuestro relato viene a negar esta concepción popular:no es por su sabiduría ni por su capacidad mágica que Ajiá sabe quién es la que viene a él y cuál es la respuesta a su consulta acerca de su hijo. El texto hace hincapié en que Dios le anticipó lo relacionado con su llegada y solo por esta profecía explícita supo Ajiá lo que sabia.

El profeta es un enviado para transmnitir la palabra de Dios y no es un “clarividente” común.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”.

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