El desarrollo de Abraham se da en dos planos paralelos-en el plano de la acción y en el plano espiritual, y así logra introducir el nombre de Dios en el mundo material.
La sección de Lej-Lejá nos revela las dos caras de la figura de Abraham Avinu, nuestro patriarca. Por un lado, encontramos a Abraham, el profeta, quien se hace acreedor a revelaciones divinas y con ellas, una promesa y el establecimiento de un pacto. Y por otro lado, Abraham nos es revelado como el hombre de acción, dueño de una enorme fortuna, quien lucha en las batallas contra los reyes y los vence.
El mismo plano de la vida activa, sobre el cual se refleja la figura de Abraham, nos refleja un proceso de progreso y desarrollo. Abraham llega a la tierra de Kenaan como un extranjero, atendido por una mujer y parientes, y deambulando por toda su extensión. Shejem, Elon Moré, Beit El, el Néguev. Pero llega el hambre a la tierra de Kenaan y Abraham se ve forzado a empacar sus pertenencias y descender a Egipto. Más tarde, lo descubrimos ya como dueño de un patrimonio: “ovejas y vacas, asnos, siervos y siervas, asnas y camellos “(capítulo 12, versículo 16). Se enfrenta a Paró- y logra vencerlo. De aquí en adelante, se registra un ascenso en su estatus (condición): “Abram era muy rico: en ganado, en plata y en oro”(Capítulo 13, versículo 2). En el enfrentamiento con su sobrino Lot, él aparece como un par, “¡pues hombres hermanos somos!“ (Capítulo 13, versículo 8). Transcurrida otra fase, Abraham se ve reflejado como dominador y victorioso, controlando a los cuatro reyes. (Capítulo14, versículo 19)
En efecto, su solidez material, reflejada en dinero y estatus social, no opacó su nivel espiritual. En cada una de las fases de su progreso en el mundo de la acción la Torá nos describe su actividad espiritual paralela. Abraham construye un altar para Dios, revelado a él (Capítulo 12, versículo 7), retorna a él y proclama el nombre de Dios (Capítulo 12, versículo 4), construye otro altar (Capítulo 13, versículo 18) y eleva el nombre de Dios a los sabios de los sacerdotes de las naciones (Capítulo 14, versículo 19)
El grado de bondad de Abraham se expande y se explica en los dos planos. En el plano de la acción, en el mundo material, y a su lado- en el mundo espiritual, del Servicio y Temor a Dios. Abraham introduce el nombre de Dios en el mundo material, y a todo aquel que llega-proclama el nombre de Dios a viva voz. Y todo ello, a través de la influencia de la humildad y el recato, sin ninguna expectativa de rédito personal. “Alzo mi mano ante el Señor, Dios Altísimo, Creador de los cielos y de la tierra. No tomaré ni un hilo, ni una correa de sandalia, ni nada de lo que te pertenece y no digas: Yo enriquecí a Abram” (Capítulo 14, versículos 22-23). Esta es una actitud de los padres- pero es adecuado que sea una señal para sus hijos.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"
El Rab Aharon Lichtenstein Z”l nació en Paris, Francia en el año 1933 y falleció en Alon Shvut, Israel, en el año 2015. Cursó sus estudios en la “Yeshiva University” y en la Universidad de Harvard. Fue el Director de la Yeshivá “HarEtzion” (junto al Rabino Yehuda Amital Z”l). En el año 2014 fue galardonado con el Premio Israel, por su valioso aporte a la Literatura Judía.