"Mira! Yo te entrego hoy la "Bendición" y la "Maldición". La "Bendición" si escuchareis los preceptos del Señor que yo os ordeno hoy, y la "Maldición" sino escuchareis los preceptos del Señor que yo os ordeno hoy para seguir a Dioses extraños que no conocéis" (Debarim XI, 26- 28).
Estos versículos sintetizan la idea del libre albedrío y de la responsabilidad moral que innumerables veces aparece en la Torá. Estos son los dos caminos alegóricos, que representan al bien y al mal delante de los cuales, según la Agada está sentado un anciano de blanca barba que previene al caminante: "este camino que te parece de rosas está lleno de espinas, aquel otro espinoso es el verdadero y el mejor".
Muchas veces se detiene la Torá para recalcarnos su idea central, la conmoción que los sacrificios materiales no pueden de ninguna manera equipararse o compararse con el ideal, y que por lo contrario nada valen ante el verdadero placer espiritual. Quizás las Mitzvot exijan de nosotros sacrificios y resignaciones y nos impongan deberes y obligaciones, pero todo esto nos resultará pesado solo en el caso que no exista una convicción interna, una verdadera fé. Si poseemos sin embargo el porqué, el fin, si estamos convencidos de estar cumpliendo el mandato divino, que importan los sacrificios y las penurias.
Y ciertamente si nos ponemos a analizar el porqué de la vida y la existencia llegaríamos a conclusiones muy penosas. El hombre vive mecánicamente y no se detiene a pensar "porqué" ni “para qué" vive. Realiza sus quehaceres habituales, trabaja sus horas y da satisfacción a sus necesidades, esto para "continuar". Pero "continuar" para qué? Y aquí el hombre no tiene respuesta.
Y así vemos como kohelet el Eclesiastés, el Sabio entre los Sabios se hace la última punzante pregunta que queda entre sus versículos sin respuesta:
"מה יתרון לאדם בכל עמלו שיעמל תחת השמש"
''Cual es el Provecho y el móvil del hombre en todos los esfuerzos que realiza bajo el sol”, y con la expresión "bajo el sol" nos quiere Kohelet significar, ésta nuestra tierra material, en la cual por más que busquemos no encontraremos fin para nuestro actos". "No se despide el hombre de este mundo teniendo la mitad de sus aspiraciones" dijeron los Jajamim.
El hombre nunca se halla contento con lo que ya ha conseguido y conquistado, es decir que nunca puede alcanzar la felicidad material, y realmente no encuentra un porqué en este mundo, ya que todo parece traer dolor. Y aquí llegaríamos en cierta manera a una posición totalmente pesimista que nos haría llegar con los hindúes a la conclusión, que el único remedio es "no desear nada" para llegar a la "Nirvana" ya que desear es no poder satisfacer el deseo y por ello sufrir.
Nuestro destino sería entonces o un velo con el cual cubramos la verdad y que no nos deje pensar, o un completo pesimismo. Sin embargo los Jajamim ante el versículo de Kohelet replican, compenetrándose completamente en las intenciones e ideal del gran Sabio:
אבל למעלה מן השמש יש יתרון
"Más sobre el sol existe un móvil, un porque", Y aquí significa "sobre el sol" el mundo espiritual. Si es que en el mundo material no podemos encontrar de ninguna manera la verdadera felicidad, esto se debe a que nosotros ignoramos el mundo espiritual", y no lo tomamos en cuenta. Reconociéndolo, pero no superficialmente, sino con convicción encontraremos un móvil y un fin: la perfección espiritual.
Algunos exegetas nos muestran un detalle interesante: Las Mitzvot positivas son 248, las negativas son 365, es decir que en cierta manera el "no supera al "sí" y podríamos llegar a la conclusión de que el mundo es en esencia negativo, ya que le está "prohibido" mucho más que aquel que "debe" hacer. El mundo estaría para el mal del hombre, Sin embargo, agregan, hay una expresión muy interesante en los Jajamim:
“מחשבה טובה הקב"ה מצרפה למעשה"
"La buena intensión Ds’ la considera como un acto", es decir que a pesar que el hombre por diversos motivos no puede realizar una Mitzvá, si tuvo la intención de realizarla, para la Torá es como si la hubiese realizado. De tal manera las Mitzvot ya se elevan mucho más que las Averot, pues debemos tomar en cuenta las intenciones de las Mitzvot.
Aquí encontramos la expresión de una magna idea. Quizás sonriamos ante las expresión casi aritmética de la virtud y el pecado, pero aquí se esconde el único manantial del cual el hombre podrá saciar su sed de saber y comprender, y podrá mitigar su dolor espiritual.
Si las Mitzvot "LO TAASE" son más numerosas que las Mitzvot "ASE" significarla que el hombre estaría en el mundo para sufrir. Todo le está vedado y prohibido. Todas las puertas están ante él cerradas. Sin embargo si nosotros tomamos en cuenta las intenciones veremos que los preceptos positivos, los ASE, son más que los negativos "LO TAASE". Si nosotros agregamos, la "intención" la Cvana, la idea, el motivo, si no realizamos las Mitzvot sólo mecánicamente, por tradición, por herencia, por costumbre, sino con la convicción de que estamos haciendo el bien y elevándonos en la escala de la perfección, si nosotros nos compenetramos en las Mitzvot como estas nos resultaran difíciles? Que significado tendrían privaciones o sacrificios si estamos seguros de que no lo son.
Si agregamos pues la idea, tendremos el "porqué" y ante el sonriente universo nos podremos librar del espectro del pesimismo que acecha a todo aquel que se compenetra en los secretos y misterios de la Creación.
"Y estas son las leyes y los derechos que observareis en la Tierra (ERETZ), que el Señor tú D's te da para que la heredes, todos los días que estés sobre la tierra (ADAMA)" (XII, 1).
En este versículo notamos inmediatamente una particularidad: la expresión "TIERRA" está repetida más si una vez esta palabra es expresada por "ARETZ", lo segundo lo es por "ADAMA".
El "KTAV VEHAKABALA" que se detiene principalmente sobre la exégesis talmúdica y su deducción nos muestra como el Talmud nos muestra en este versículo uno de los que luego habrán de ser históricos principios, Con "ERETZ" se refiere la Torá a ERETZ ISRAEL mientras que con "ADAMA" se refiere la Torá a toda la Tierra.
El cuidado de los preceptos de la Torá no se ha de limitar solamente a Eretz Israel, sino deben ser universales. Los pueblos de la antigüedad creían en dioses nacionales, cada estado posee su dios particular, que solo en la tierra de su posesión tiene jurisdicción y solo allí es donde se deben cumplir sus preceptos.
El monoteísmo judío, la concepción de la Torá se opone completamente a esta idea. A la pregunta: "dónde se encuentra el Señor", responde el JOVAT HALEVAVOT(Rabeinu Bejaiei Ibn Pakuda), "Donde no se encuentra?” y esta es también la idea central de la Torá. "Él es el lugar del Universo, mas no es el Universo su lugar. Es decir que ante Dios el Egipcio no tiene en general significado. Por lo tanto, según la Tora, la concepción de un Dios nacional es completamente absurda y la obligación de observar los preceptos no se reduce únicamente a Eretz Israel, sino se extiende a toda la Tierra.
La Causa de las Mitzvot no depende en absoluto de causas circunstanciales y ocasionales y están por encima del Espacio y del Tiempo.
En esta diferencia vemos algo peculiar: "ERETZ se basa en "RATZ" "correr", mientras que "ADAMA" en "DOM" inmovilidad.
ארץ - רוץ
אדמה - דום
En cierta manera vemos aquí la oposición entre Eretz Israel y Jutz Laaretz. Mientras que Eretz Israel es aquí llamada simplemente "ERETZ" y la Diáspora, Jutz Laaretz es llamada ADAMA significa inmovilidad, pasividad, estática, ERETZ significa movilidad, actividad, dinámica. Mientras que la Diáspora es estancamiento, Eretz significa progreso e históricamente vemos como realmente el periodo más productivo, la verdaderamente fructífera del pueblo judío es el de su vida en Eretz Israel, en su propia Patria.
Innumerables veces se detiene la Torá sobre uno de los principales preceptos: el de extirpar completamente la idolatría, en todas las maneras y formas que esta pudiera adquirir.
Al penetrar los judíos a Eretz Israel debían destruir todos los ídolos e imágenes paganas para que estas no influyan sobre el pueblo que trataba de instaurar un estado basado sobre una nueva concepción de la vida, sobre la concepción monoteísta y ética de la Torá.
Más vemos un hecho interesante, en la Torá después de las leyes de la extirpación de la idolatría pasamos inmediatamente a los preceptos de la MAAJALOT ASUROT sobre los cuales nos hemos ya detenido (Parashat Shmini), los preceptos sociales y las festividades. En la Torá, toda la legislación está unida íntegramente, y por ello pasamos desde los preceptos máximos y generales hasta sus aplicaciones más ínfimas, pequeñas y detalladas. Aquí llega pues la Torá a las legislaciones de la ayuda y del trabajo.
“כי לא יחדל אביון מקרב הארץ" (א, יא)
"Y no dejará de haber pobre en la tierra”. Ya nos hemos detenido que hay ya otro versículo que se contrapone a este
“אפס כי לא יהיה בן אביון" (ט"ו, ד)
"No habrá en tu pueblo pobre". Sobre esta aparente contradicción dicen los Jajamim:
"כאן כשעושים רצוני, כאן כשאין עושים רצוני"
Cuando cumplan los preceptos no habrá entre ellos pobre, no así cuando no los cumplieran.
Los preceptos de la Torá son las condiciones del equilibrio social, y si se quiere llegar a la igualdad y verdadera justicia sólo mediante su cumplimiento se lo logrará.
Alegóricamente vemos en este primer versículo, una pequeña pero singular idea:
“לא יחדל אביון"
"El pobre no sucumbirá de la Tierra",
Por sobre todo nos indica la Torá que la ayuda al pobre no es "limosna" es TZEDAKA, justicia; y la subsistencia del pobre no depende de ninguna manera de los ricos. La Tora les promete: "No sucumbirán". Siempre estará en las alturas el Señor que velará por su existencia y que ha instituido sus leyes para que la sociedad corporice prácticamente los principios éticos del Judaísmo.
La Torá nos muestra pues siempre esa unidad integral en los principios y en las aplicaciones prácticas. Si en los principios encontramos el monoteísmo y el alta ética y moral, en la realización práctica nos hallamos frente a la verdadera justicia.