El libro de Bilam

El libro de Bilam

Al observar detenidamente los conceptos de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, se infiere que aparentemente, además de nuestra Parashá (sección), hubo otro libro que abordó el episodio de Bilam. La Guemará en Sanhedrín (106b) incluso relata acerca de un idólatra que le contó a Rabí Janina que profundizó en este texto. ¿Acaso se trata de un libro auténtico, o tal vez alude a una serie de narraciones que caracterizan al capítulo en el cual figura este episodio en el tratado de Sanhedrín? Un singular hallazgo arqueológico puede echar luz sobre el tema.

En excavaciones realizadas en el año 5727 en un sitio denominado “Tel-Dir-Ala” en el valle del Jordán oriental, fueron descubiertos restos de poblaciones de diversas épocas. Uno de los recintos del período del primer Gran Templo colapsó, aparentemente por causa de un movimiento sísmico, y en el transcurso de las excavaciones fueron hallados fragmentos de yeso y sobre los mismos, marcas de escritura. Reiterados intentos por unir a los fragmentos, hicieron posible la recuperación del escrito sobre los mismos. A pesar de que gran parte de la inscripción no fue recuperada de una manera aceptable, hay algunos detalles en referencia a la misma, que no dejan duda alguna. Las palabras que inician la inscripción y que son una especie de título son: “libro de Bilam, el visionario de Dios…” Mientras que en el final de la escritura dice: “conocer el libro, palabra al pueblo, sobre la lengua…”.

Pues se ve entonces que este es el libro de Bilam al que se hace referencia, o por lo menos parte del mismo.

En contraste con nuestra Parashá, la profecía descripta en la inscripción es una profecía de calamidad, que ilustra cuál era el estilo de la profecía que Bilam planeaba pronunciar sobre el pueblo de Israel. Como contexto de la profecía de calamidad, la inscripción relata que los dioses se le presentaron a Bilam por la noche y le contaron lo que habrá de acontecer en el final de los días. Bilam se levantó a la mañana, ayunó y lloró intensamente, y cuando le preguntaron por la causa del mismo él les comentó acerca de las fuertes imágenes que vio, las que incluían imágenes de destrucción, desolación y oscuridad en el mundo.

La inscripción fue escrita en escritura aramea o amonita, en un idioma parecido al arameo. Del contenido de la misma se desprende que el origen de Bilam es Aram, ya que en efecto es denominado “Bar Beor”, “Bar” es un vocablo arameo que significa hijo, y no “Ben (el vocablo hebreo para la palabra hijo) Beor” como está citado en la Torá. Y efectivamente, esta cuestión es validada en nuestra Parashá: “Desde Aram me ha conducido Balak, el rey de Moab” (Capítulo 23, versículo 7). Al igual que lo citado en nuestra sección (Capítulo 24, versículo 4), también de acuerdo a la inscripción Bilam es “hombre visionario de Dios”, y también en ella la profecía está escrita a raíz del pedido de un rey cuyo nombre no figura. Esto y más aún, tanto en nuestra sección como en la inscripción el pedido del rey no se concreta finalmente: “tu pedido…está muy lejos de ti”. Con excepción de estos puntos similares, en la inscripción figuran una serie de expresiones similares al texto en nuestra sección.

De todo esto se infiere que efectivamente, hubo un mago o profeta famoso originario de Aram y su nombre es Bilam, y resulta que tenía una congregación de creyentes devotos que se encargó de escribir sus profecías, es posible que el libro de las profecías de Bilam, visto por el idólatra mencionado en la Guemará, sea la fuente de la cual fue copiada la inscripción hallada en “Tel-Dir-Ala”.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashat Drajim: Mabat arjeologui vegueografi beparshiot hashavua" ("Encrucijada: una mirada arqueológica y geográfica de las secciones semanales de la Torá") publicado por "Maguid", 2014.

 

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