El marco literario del libro Devarim como discurso educativo es el que marca el carácter del libro. En toda ocasión, es enfatizada la meta educativa de la realización y sobresale el tono educativo y dialógico. En la víspera del ingreso a la tierra, es necesario reiterar nuevamente lo ya conocido y agregarle nuevos aspectos destacados.
El libro Devarim incluye en su interior varios discursos de Moshé, siendo el principal, entre ellos, el discurso de los preceptos, que comienza en el capítulo 12, con claras palabras iniciales: “Estos son los fueros y las leyes” (Capítulo 12, versículo 1), similar al inicio del compendio de fueros en el libro Shemot. Los preceptos del compendio que figura en el capítulo 12, incluyen una gama de mandamientos de todo tipo, sin embargo los conceptos previos de Moshé, también están combinados con mandamientos. Dichos mandamientos, siendo que no forman parte del compendio de Halajot (leyes religiosas judías), están todos en el contexto del ingreso a la tierra, la relación con sus habitantes y la erradicación del paganismo: “No les concertes pacto, no habrás de agraciarlos y no te emparientes con ellos” (Versículos 2-3) y así sucesivamente. Aquí, los preceptos no son un fin en sí mismos, sino que son parte del gran discurso motivador de Moshé, de cara al ingreso a la tierra y el traspaso del cargo a quien lo habrá de reemplazar.
Todavía, este marco literario del discurso educativo, es el que marca el carácter de todo el libro, y en especial, el carácter de los numerosos fragmentos de Halajá que hay en él. En toda ocasión, se hace hincapié en la meta educativa de la realización. Ocasionalmente, se trata de elogios a la tierra de Israel, a veces en el orden social, en ocasiones con fundamentos sociales y humanos, y a veces palabras de aliento: “No por ser numerosos ustedes, más que todos los pueblos, ha deseado Adonai a ustedes…ya que por amor de Adonai a vosotros, y por cuidar la promesa que ha prometido a vuestros patriarcas” (Versículos 7-8). Este libro no tiene comparación con las múltiples expresiones de sentimientos, con las múltiples expresiones que describen, aparentemente, los estados de ánimo de Dios, en un intento por llevar a la persona al cumplimiento de los fueros, por propia voluntad y comprensión. El lugar de la jurisprudencia del libro Shemot lo toma aquí el tono educativo y dialógico: “ya que pueblo consagrado eres tú para Adonai, tu Dios. A ti te ha elegido Adonai, tu Dios, para ser para él pueblo peculiar” (Versículo 6). También los fundamentos “religiosos” del libro Vaikrá, prácticamente no se encuentran aquí, y no es la consagración (santidad) por sí misma la causa de los fueros. Incluso el Beit Hamikdash, el Gran Templo, es más considerado que el sitio de morada del nombre de Dios, y en general, se contempla aquí una tendencia a la reducción de los sacrificios y sus sitios.
Como ya es conocido, una investigación bíblica contempla en todas estas diferencias diversas escuelas, que llegaron al mundo en épocas diferentes. No obstante, el relato bíblico es narrado de una forma continua y uniforme: en la víspera del ingreso a la tierra, tiene sentido repetir una vez más todo lo ya conocido, y agregar nuevos detalles que se adecuan a la nueva situación, con nuevos énfasis. Por lo menos, desde la perspectiva educativa, la Torá nos enseña que siempre debe repasarse el mismo material, cada vez de una forma nueva, e incluso en alusión a las leyes a secas, acorde a la situación del oyente y su lugar en la sociedad.
Gentileza del sitio 929.