El precepto del Shabat compromete al hombre a residir en “su sitio”. Toda persona del pueblo de Israel tiene el deber de encontrar su “lugar” espiritual, en el cual echará raíces, donde construirá su propio edificio, un edificio con sólidas bases.
Aquellos que se dedican a enumerar los preceptos enumeraron un precepto en la sección del Shabat que es citado como parte del episodio del maná, y es el precepto de los dominios: “No salga nadie de su lugar en el día séptimo” (Versículo 29)
¿Cuál es el significado de dicho precepto? Aparentemente, contradice el pensamiento natural. Por naturaleza, todos los días de la semana la persona está sometida a su trabajo, a su casa. Desde el momento que se le otorga un día para el descanso y el ocio en el cual es libre de hacer lo que desea, saldrá de su casa, irá a pasear, y no se quedará atado a un lugar, recluido dentro de los límites y dominios. ¿Acaso es adecuada la limitación de los dominios en ese día?
En efecto, la Torá nos enseña que el hombre tiene en su vida limitaciones de tiempo y espacio. El tiempo simboliza el dinamismo, el movimiento, mientras que el espacio refleja el estatismo, la estabilidad. Estos dos ámbitos operan y activan la vida humana.
Por un lado, el hombre es desbordado por la corriente del tiempo y la actividad, él es arrastrado por la irrupción del progreso, la expansión y la ampliación. Por otro lado, el hombre desea “encontrar su lugar”. No en el sentido de falta de actividad, como el hecho de “siéntate y no hagas nada”, sino como una actividad y creación cuyo objetivo es el de “encontrar un lugar”, de establecimiento y determinación.
El deber de todo miembro del pueblo de Israel es el de encontrar su “lugar”, y ese “lugar” no es precisamente su tierra o su vivienda. La intención del “sitio” refiere al aspect spiritual en el cual podrá basarse, que lo podrá fortalecer y fortificar, en el cual echará raíces, y entonces florecerá y prosperará, se ampliará y expandirá. El cumplimiento de este deber, a través del cual el hombre encuentre su “lugar” se lleva a cabo en el día Shabat. Todo integrante del pueblo de Israel debe construirse su “lugar” precisamente en el momento en el cual el mundo todo está colmado de la santidad del Shabat e influenciado por ella. Ese es el deber del Shabat: “Permanezca cada cual en su morada” (Versículo 29).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"