Entre el hombre y la serpiente

Entre el hombre y la serpiente

¿Qué es lo que Dios espera del hombre al dirigirse a él con preguntas luego del pecado? ¿Y por qué no actúa de la misma forma con la serpiente?

 Al contemplar el castigo de Adam, Havah y la serpiente, es difícil no notar la asimetría entre el vínculo de Dios con Adam y su mujer, que son investigados acerca de los móviles del pecado, y la actitud de Dios con la serpiente, que recibe inmediatamente su castigo, sin hurgar en sus derechos y móviles. Según el comentarista Rashi se infiere que no se hurga en los méritos del instigador  ya que tiene la  capacidad de defenderse al poder argumentar que el incitado no estaba obligado a oírlo. Cabe la posibilidad de que no se hurgue en los derechos del instigador justamente por la gravedad de su pecado, ya que es considerado como el “que provoca el enojo”.

Puede que esta falta de investigación sea explicada de una manera diferente a la que propone Rashi.

Aparentemente, no tiene asidero hurgar en los derechos de Adam y Havah. Ellos conocían la orden y la prohibición, y decidieron transgredirlos por recomendación de la serpiente.

A pesar de ello Dios inicia su conversación con Adam formulando preguntas: “¿Dónde estás?” (9), “¿Quién te previno que estás desnudo?” (11), “¿Habrás comido del árbol del que te ordené no comer de él?” (11)

Dios esperaba la respuesta del hombre, pero no precisamente la respuesta a sus preguntas. Dios esperaba la acción de retorno: el reconocimiento del pecado, el pedido de perdón y el pedido de una vía de reparación. Dios le dio al hombre la posibilidad de decir “Pequé” pero el hombre no aprovechó la oportunidad. En lugar de reconocer el pecado- él acusó a la mujer. Dios continuó y se dirigió a la mujer, pero también ella-en lugar de reconocer el pecado- culpó a la serpiente. Así fue desperdiciada la primera posibilidad de Retorno, y así fue desperdiciada la continuidad en el Huerto del Heden y la revelación Divina.

A la serpiente, Dios no le formuló preguntas. La serpiente es parte de la naturaleza, y es juzgada con la cualidad de justicia. En las duras leyes de la naturaleza no hay posibilidad de Retorno! El pecado conlleva un castigo y no hay una tercera vía.

Sólo el hombre, amigo de Dios creado a su imagen y semejanza, tuvo el mérito de la aparición de la cualidad de la piedad-la capacidad de retornar y corregir el pecado. Sólo a él le concede Dios la posibilidad de confesarse y corregir y El golpea a su puerta y le formula preguntas.

El retorno y la reparación existen únicamente en el seno del hombre, y todo depende de él.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"

El Rab Yaakov Medan nació en 1950 y dirige la Yeshiva “HarEtzion”. Es uno de los notorios profesores de Tanaj, Talmud y Pensamiento Judío en el Estado de Israel.

 

 

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