Estremecimiento

Estremecimiento

El pecado de los egipcios fue progresivo. Lentamente ellos se acostumbraron a la esclavitud y la agravaron. Las plagas llegaron para estremecer a los egipcios, siendo que las tres primeras afectaron la rutina de los egipcios.

En la sección de Shemot hemos visto la dinámica del mal. El inicio se basó en sospechas demográficas y políticas. Paró sospecha de la rápida multiplicación del pueblo de Israel, y del peligro que ello conlleva en materia de seguridad. Tal vez la sospecha sea comprensible, pero la solución es perversa: opresión y esclavitud. Y todo esto fue en vano: “Empero, así como lo oprimían, así se acrecentaba y así se expandía” (Capítulo 1, versículo 12). Paró no comenzó como un asesino de masas. Lentamente el mal se fue acumulando, hasta que un rey preocupado por su pueblo se transformó  en un asesino de bebés.

En la sección de Shemot se refleja el pecado; en la sección de Vaerá aparece el castigo. Y así como se daba  cierta progresión en el pecado, del mismo modo sucede con el castigo. El castigo de los egipcios ni siquiera se condensa en la plaga de los primogénitos, sino solamente  en el cruce del Mar Rojo, cuando el ejército egipcio se hunde en el mar como contrapartida de todos los bebés de Israel arrojados al Nilo. Pero hasta que lleguen los egipcios al Mar Rojo, atravesarán un taller educativo que nunca olvidarán.

Tal como escribiera Hayuta Deutsch (en un contexto un tanto diferente) parece ser que las tres primeras plagas tienen un común denominador. Las plagas de sangre, ranas y piojos, todas toman factores de la vida rutinaria, y los convierten en una pesadilla monstruosa. El agua se convierte en sangre; las ranas se multiplican por miles y cubren la tierra; los piojos se convierten de una broma en un horror.

Parece ser que hay aquí un mensaje aleccionador y educativo para los egipcios. Los egipcios se acostumbraron a la esclavitud, y desarrollaron hacia la misma cierta indiferencia. Probablemente, en los primeros años sensibles, los egipcios se sentían incómodos en relación a la cruel esclavización de los hijos de Israel. Pero el tiempo transcurrió, y la sensibilidad se debilitó, y las pocas manifestaciones frente al palacio de Paró ya han sido olvidadas. La gente se acostumbra a todo, y lo que al principio era visto como cruel y perverso, ahora es contemplado como una rutina aburrida. Las plagas de Egipto estaban destinadas a estremecer a los egipcios y provocarles que realicen una nueva revisión de la sociedad en la cual viven.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Perashot" publicado por "Maaliot"

 

Volver al capítulo