Quizás sean las persecuciones del Faraón las primeras manifestaciones del antisemitismo. Sus decretos estaban destinados a aniquilar al pueblo judío y a destruir su espíritu moral. La lucha contra el pueblo judío, es también la lucha contra el espíritu judío, contra el Ds' de Israel, y esto es lo que nos quiere demostrar Rashi en sus comentarios sobre la Torá (I,10-12).
“הבה נתחכמה לו, פן ירבה"
"Ingeniémonos sobre él, por si se multiplicará". Esta fue la consigna del Faraón, y deteniéndose sobre ella comenta Rashi.
“לו, למושיען של ישראל"
"Sobre él, es decir el Redentor del pueblo judío, el Ds' de Israel. Al referirse la Torá sobre los hijos de Israel, no lo hace en plural, sino en singular (es decir al pueblo).Esta particularidad es aprovechada por el Midrash, para resumir en ella la idea de la Providencia y de la Hashgaja. La intuición de que Ds' no abandonará al pueblo judío, y de que toda lucha contra él, es una lucha contra El (el Señor). por otra parte la Torá, nos cuenta que el pueblo seguía creciendo y multiplicándose.
“כן ירבה וכן יפרוץ"
"Así aumentaba y se fortificaba". Sobre esto se detiene también Rashi, agregando
“רוח הקודש אומרת כך, אתם אומרים פן ירבה ואני אומר כן ירבה"
"Estas son palabras divinas: Vosotros decís por si se multiplicará. Yo digo Así se multiplicará. Aquí vemos nuevamente expresada la misma idea sobre el sentido de la lucha del Faraón, la lucha del mal. En la esclavización de los hijos de Israel, fueron profanados los máximos principios morales, fue pues una lucha contra las verdades eternas, lucha en la cual el Faraón, el mal, tuvo que ser derrotado.
El Beer Maim Jaim nos recuerda que la expresión IRBE, base de la idea desarrollada por el Midrash, se halla repetida en el Sefer Debarim. Allí se encuentra entre los preceptos del rey hebreo. A este le estaba prohibido acumular oro o plata, caballos o carros guerreros, ni poseer muchas mujeres de acuerdo a las costumbres orientales. En estas tres disposiciones, utiliza la Torá la misma expresión IRBE aumentará, acumulará.
El Talmud repetidas veces expresa su disconformidad con Salomón, el rey sabio pues él transgredió estos preceptos, trasgresión sobre la que se detiene expresamente el Sefer Melajim (Reyes).
Las causas de estos preceptos es según la Torá la de conservar el espíritu judío del rey. Las citadas costumbres orientales terminan por apartar al rey de sus funciones y sus deberes y lo habrían de convertir en un gobernante a la manera de los tiranos orientales.
El Midrash analiza detenidamente las acciones de Shlomó (Salomón) Hamelej. No se trata de una simple trasgresión, en el fondo existe un problema más profundo. Shlomo consideraba, dice el Midrash que a él le sería posible transgredir estas disposiciones sin que por ello su corazón se aparte de la Torá (Velo Iasur Levavo).
Shlomo se consideraba poseedor de un suficiente poder espiritual que lo libraría de las influencias extrañas, y su alma no habría de ser perturbada por ello. La realidad fue sin embargo otra. El mismo rey sabio por sus actos se fue asimilando hasta tal punto que sus últimos actos dejaron mucho que desear a los sabios judíos. El Beer Maim Jaim siguiendo al Midrash haya una cierta relación entre la actitud de Shlomo y la de Paroh.
El Midrash nos relata alegóricamente que la letra Iud (de Irbe) se presentó ante Ds' quejándose de que Shlomó la había abandonado y discutiendo su sentido, la había negado totalmente. A esto respondió el Señor: "Desaparecerán mil como Shlomó, y ni una pequeña Iud de la Torá desaparecerá". El Iud, o el Kotzo Shel Iud, la pequeña rayita de la letra iud, es el símbolo del precepto judío, y del espíritu judío. Precepto no se mide por su "cantidad", sino por su "calidad", y si el hombre sigue determinada idea la debe seguir hasta en sus mínimas consecuencias.
Este es el idealismo máximo que subordina a las ideas, aun los más mínimos actos, pues en ellos se demuestra hasta qué punto el hombre está compenetrado con su ideal. Existen ideales que son capaces de influir sobre los actos del hombre, pero la Torá con su Kotzo Shel Iud nos significa que no solamente se trata de influir, sino encauzar y dirigir, mostrar una senda y un ideal. Es por ello que todas las formas de reforma, de negación de los "pequeños principios" del judaísmo estaban destinadas a fracasar, pues el problema no se basaba en detalles, sino en su integridad, en su sentido total. "Desaparecerán mil como Shlomó y no una Iud de la Torá".
Fue pues también un acto de "ingenio" el de Shlomó. También aquí en cierta manera, se repite el "Haya Nitjakma", el "Ingeniémonos". Y también aquí está destinada al fracaso. Estos dos hechos, unidos con el "Irbe", tienen pues una similitud íntima, fueron en cierta manera dos actos de rebelión contra los principios espirituales de la Torá. Aquí contra los preceptos prácticos, allí contra los principios espirituales. Más el entendimiento humano aplicado al mal habría de fracasar y fracasó.
Distintos medios trató de aplicar el Faraón contra Israel. En su orden oímos: "Todo varón nacido arrojadlo al río, a toda mujer en cambio, dejadla vivir".
El Faraón deseaba esclavizar el pueblo hebreo pero también temía su rebelión, los astrólogos le decían que pronto habría de nacer, el que redimirá al pueblo judío de su esclavitud.
En la Roma y Grecia antigua existían “regimientos especiales” que periódicamente se dedicaban a exterminar a los más fuertes y poderosos de los esclavos. Los hechos del Faraón son similares. El temor a una sublevación, el increíble aumento de la población judía, le impulsan a establecer un "control de la natalidad". Los hijos deberían ser arrojados al agua. He aquí su ingeniosa disposición, más, la Torá nos muestra lo que realmente sucedió. Moshé el Redentor del pueblo judío que habría de destruir la gloria de los faraones saldrá del mismo palacio real.
El Señor aparece ante Moshé y lo envía a realizar la magna misión, salvar al pueblo judío de la esclavitud, y llevarlo hacia la luz, hacia la Tierra Prometida, la tierra de Israel.
Con la palabra divina se dirige Moshé al Faraón, más éste no le escucha. Su corazón se halla petrificado y no puede ni quiere comprender, y sólo después de la décima catástrofe que habría de caer sobre Egipto, permite al pueblo judío salir a la libertad. Sin embargo la acción de Moshé no se redujo solamente a su misión oficial ante el Faraón. No se trataba únicamente de sacar al pueblo judío del Galuth, sino también de sacar al Galuth del pueblo judío. El pueblo judío no escucha inmediatamente a Moshé. “Y no escucharon a Moshé por la congoja de espíritu y la dura servidumbre” (VI, 9). En el fondo de sus espíritus nos dice el Ramban deteniéndose sobre éste versículo, ardía aún la fé de los patriarcas, más la esclavitud y la congoja impidieron a esta fé revelarse. Fue necesario sacar al pueblo judío de Egipto y entregarle primero la libertad para prepararlo a recibir la Torá, la palabra divina.
La esclavitud de Egipto no era pues solamente una sumisión material, sino una esclavitud espiritual y por ello ardua debería ser la tarea de Moshé.
Su misión no terminará con el Éxodo de Egipto o con los milagros del Mar Rojo. Su misión sólo concluirá cuando la nueva generación se halle espiritualmente lista para la conquista de Canaan, para una nueva vida, una vida libre material y espiritualmente.
מקוצר רוח ומעבודה קשה"
“Por la congoja de espíritu y por la dura servidumbre”. El Jojma Im Najala nos advierte que el orden debería ser invertido pues la congoja del espíritu es la consecuencia de la “dura servidumbre”. Y aquí una profunda observación psicológica:
Si no por la “congoja de espíritu" no existe “dura servidumbre” alguna. Aquel hombre que posee la convicción que su trabajo tiene algún fin, que trabaja para sí, para su familia, pueblo o nación, aquel hombre de ninguna manera sentirá la servidumbre.
El Midrash nos muestra que sobre los años de servidumbre de Jaacob la Torá se expresa: “Y fueron en sus ojos cómo contados días" (Bereshit XXIX 20). Sobre la esclavitud de los hijos de Israel dice sin embargo: Y fue en aquellos muchos días…!!” (Shmot II, 23). No es lo más trascendental la servidumbre en sí, la esclavitud material, lo más trágico es la sumisión espiritual, la falta de sentido, la conciencia de que somos esclavos es la mayor tragedia de nuestra vida. Es la tragedia del Galuth.
No sólo habría de salvar Moshé al pueblo judío de la “dura servidumbre", sino en especial de la “congoja de espíritu", e iba a llevarlo de la oscuridad a la luz, Mishiabud Ligeula, de la esclavitud a la Redención.