Finalmente, el consuelo

Finalmente, el consuelo

Después de las profecías de la redención y el arrepentimiento y retorno a la buena senda, tras las duras discusiones y luego de las descripciones aterradoras de la ejecución del siervo de Dios y la idolatría, finalmente, algo de consuelo. ¿Qué ocurrió?

Entre los capítulos 40 al 49 hay un llamado de “Consuelen, consuelen a mi pueblo” (capítulo 40, versículo 1) y la profecía de la redención, a la par de una dura y profunda discusión:¡Créanme! ¡Yo y nadie más!¿Para qué quieren ídolos que no hacen absolutamente nada y con la mitad de ellos hornean y cocinan?

En los capítulos del 50 al 59 hay profecías de redención y arrepentimiento y retorno a la buena senda, a la par de descripciones aterradoras de la ejecución del “siervo de Dios”, el derramamiento de sangre de inocentes, el abominable paganismo con el sacrificio de hijos al Molej.

En los capítulos 60 a 62 finalmente hay descripciones de consuelo y salvación, desbordantes y completas, con un cántico fervoroso. ¿Qué ocurrió?

En los capítulos de venganza y destrucción (61; 63-64) se revela una respuesta terrible: la destrucción total y la desolación en Tzión y Ierushalaim. Cuando la destrucción alcanza su punto culminante, el consuelo también lo alcanza, porque solo una visión del futuro maravilloso puede dar fuerza para resistir: "... para asignar a los que están de luto en Tzión, dándoles hermosura en lugar de ceniza" (capítulo 61, versículo 3). Así también en las profecías de consuelo de Irmiahu (capítulo 30 al 33), que se pronunciaron justo ante la inminencia de la destrucción.

Actualmente, tenemos el mérito y privilegio de ver muchos de estos capítulos de consuelo, más que en toda la época del Segundo Beit HaMikdash, Segundo Gran Templo, y aún así, esta visión es más grande que cualquier realidad conocida.

“Pues he aquí que oscuridad cubre la tierra,

y tinieblas las naciones;

mas sobre ti brillará el Señor,

y en ti será vista Su gloria...

¡Alza tus ojos y mira alrededor!

 Todos se reúnen y vienen a ti:

tus hijos vendrán de lejos...” (Capítulo 60, versículos 2-4)

Todos los comerciantes de los otros pueblos traerán a los hijos e hijas de Tzión en caravanas de todo el mundo, como presente para Dios para Su casa de gloria, traerán con ellos regalos de oro y plata para el altar y los tesoros de los pueblos ingresarán día y noche por los portones de Ierushalaim:

“Porque la nación o el reino que no te sirviere,

perecerá; sí, aquellas naciones serán completamente desoladas

Asimismo vendrán a ti humildemente los hijos de los que te maltrataron,

 y a las plantas de tus pies se encorvarán todos los que te trataron con desprecio;

 y te llamarán "ciudad del Señor", "Tzión del Santo de Israel” (Capítulo 60, versículos 12-14).


Cortesía sitio 929

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