Igualdad en la carga y asunción de responsabilidades

Igualdad en la carga y asunción de responsabilidades

En numerosas ocasiones, la ética natural resulta rechazada porque no es estable, es cambiante y dependiente de cada generación, sociedad y cultura. No obstante, parece que hay una ética natural que es eterna y correcta en todo lugar y época. El argumento esgrimido por Moshé “¿Acaso vuestros hermanos habrán de ir a la guerra y ustedes se asentarán aquí?” (Versículo 6) es la voz de la ética natural humana. La misma fue manifestada entonces y mantiene su vigencia en la actualidad.

En muchos debates sobre la relación entre la ética natural y los preceptos de la Torá se menciona el argumento de que el hecho mismo de que se lleve a cabo el abordaje no es posible por la ausencia de uno de los lados de la ecuación, es decir, la ética natural. Muchos sostienen que no es posible hablar de ética natural, ya que de hecho se trata de un carácter oscilante de los principios éticos. De acuerdo a los que sostienen ese pensamiento, los principios éticos, cambian de generación en generación y de una época a la otra.

Dichos argumentos tienen mucho peso, sin embargo, los mismos no son precisos. En contraste con lo mencionado, hay principios éticos inequívocos, que no están expuestos al cambio, y son correctos a lo largo de toda la etapa de la vida. Estos principios, fueron pronunciados por los grandes de nuestro pueblo, y más aún-incluso fueron manifestados ante Dios. Cuando Avimelej dice “¿acaso a gente inocente también habrás de matar? (Bereshit capítulo 20, versículo 4) está expresando un principio ético eterno, que siempre está vigente y nunca se modifica; cuando Abraham, nuestro patriarca dice “El Juez de toda la tierra no habrá de hacer justicia” (Bereshit capítulo 18, versículo 25) está hablando en nombre de un principio ético constante; cuando Moshé Rabenu le dice al Soberano del mundo “¿acaso un solo hombre va a pecar y contra toda la asamblea habrás de enfurecerte?” (Bamidbar capítulo 16, versículo 22) viene en nombre de una expresión inequívoca de que no existe posibilidad alguna de aceptar la idea de que una persona habrá de pecar y la furia habrá de caer en toda la asamblea, y éste es un principio que es adecuado para todas las épocas.

Por consiguiente, esto nos enseña que a la par del argumento correcto y justificado que establece  que no todo lo que consideramos ético y su origen se halla en la ética natural-efectivamente es así, hay varios principios fundamentales de la ética, que emanan de la conciencia humana, y en efecto, los mismos son naturales y también eternos. En realidad, precisamente nuestra creencia de que Dios no es sólo aquel que nos entregó la Torá sino también el que nos ha creado, y  no sólo eso sino que Él escribió en su Torá que fuimos creados a imagen y semejanza divina-esa es la fuente de la enorme confianza que le otorgamos a las voces morales que surgen de nuestro interior.

Así también es el principio de “¿Acaso vuestros hermanos habrán de salir a la guerra y ustedes se asentarán aquí?” (Versículo 6). La voz de la Torá es la voz que establece que la ayuda a Israel cuando se encuentra amenazado por sus enemigos es el precepto positivo de la guerra; la voz de la ética es la voz que figura en la misma Torá, en nuestro capítulo, que señala que el hecho de que vuestros hermanos salgan a la guerra y ustedes se asienten aquí, es una idea inmoral y letal, y aleja la auténtica cooperación en el seno del pueblo de Israel.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj de la serie "Meat min Haor", publicada por la Biblioteca Beit El con la colaboración de la organización "Orot".

 

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