Influencia externa

Influencia externa

Menashé continuó en la senda de su abuelo Ajaz e incluso actuó peor que él. La dependencia política de Ashur por parte de los dos reyes, por accidente o con intención, derivó también en la influencia espiritual y religiosa asiria, y de ese modo, en el comienzo del deterioro hacia la profundidad del pecado.

Menashé hizo lo malo a los ojos de Dios. Menashé no tenía que abrir una nueva página histórica para hacer el mal, sino borrar la época intermedia de Jizkiahu. Con sus pecados impurificó al pueblo y el Beit Hamikdash, el Gran Templo, y retrotrajo la situación a los tiempos de Ajaz. Ahora surgió una dinastía mala, y los pecados de los dos reyes, Ajaz y Menashé, se unieron. Menashé que tanto se dedicó a hacer el mal prolongó su reinado más que cualquier otro rey, y su influencia negativa se extendió durante dos generaciones, y por ende, le ocasionó mucho daño a Israel. La continuidad del pecado derivó en un atrincheramiento en él, en su escalada y profundización. Ajaz sólo cometió pecados “religiosos”, pecados del hombre hacia Dios, mientras que Menashé le agregó al pecado, además, pecados morales y sociales. Irmiahu menciona el asesinato al comienzo de su profecía y aparentemente, en referencia a esta época. Resulta que el terrorismo de Menashé fue principalmente dirigido en contra de los opositores a su comportamiento religioso de entre los profetas y aplastó con mano de hierro a los leales de Jizkiahu, quienes adhirieron a su senda religiosa.

Ambos, Ajaz y Menashé, cometieron el pecado de la idolatría, pero Menashé fue más osado. No se conformó con el cierre de las puertas del Templo y con el permiso para la idolatría en las afueras de Ierushalaim, sino que colocó una estatua en el mismo Templo.

La comparación entre Menashé y Ajaz acerca la versión de que su maldad no fue solo por el hecho de hacer el mal, como fueron acusados por los Sabios, sino que se puede contemplar el pecado como una reacción a las presiones externas. La dependencia política de Ashur, de un modo accidental o intencional, llevó a una influencia espiritual y religiosa de Ashur. En relación a Ajaz, el pecado se vincula a la alianza con Ashur, y tal vez lo mismo sucedió con Menashé. Su padre Jizkiahu se rebeló contra Ashur y rompió su yugo de ella, y la libertad del pueblo también fue una manifestación de independencia espiritual. Pero Menashé no actuó de modo similar al de Jizkiá. El reinado de Ashur se fortaleció y continuó dominando toda la reginó y no osó rebelarse contra ellos, sino que optó por integrarse en sus procesos politicos y pagar por ello también un costo espiritual. Si bien no encontramos coercinó religiosa asiria explícita, pero Ajaz y Menashé hicieron todo lo posible para complacerlos. Las tendencias del retorno a las raíces de la fe de Israel, que fortalecieron la singularidad nacional, el aislacionismo y la alienación de los pueblos, siempre han avivado sospechas de rebelión política, mientras que la aproximación ritual ha sido considerada como garantía de lealtad política.

No obstante, debemos ser cuidadosos de exagerar en el énfasis del punto politico externo,dicha explicación no es exhaustiva y no excusa la gravedad de las acciones de Menashé, sino que suaviza un tanto la intensidad de sus pecados y hay en ella una veta para comprender el proceso, de cómo empezó su deterioro hacia la profundidad del pecado.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del libro “Mikdash Melej-Iyunim beSefer Melajim”, de ediciones Midreshet HaGolán.

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