La actitud hacia los animales de trabajo

La actitud hacia los animales de trabajo

La prohibición de no embozar (colocar un bozal) al buey cuando trilla nos enseña cómo debemos tratar a los animales, y en especial a aquellos que trabajan para nosotros.

Es un mandamiento de la Torá, el de no impedirle a un animal que coma del elemento en el que se encuentra trabajando, como está citado: “No habrás de embozar al buey cuando trilla” (Versículo 4). La prohibición de “No embozar” recae sobre todo animal que trabaja al servicio de la persona, ya que está prohibido impedirle que coma de aquello en lo que está trabajando. Por ejemplo, no se le puede impedir al burro comer de la cosecha que carga sobre su lomo.

El criterio del precepto está claro, debemos comportarnos decentemente con los animales, y tener gratitud con ellos, por el hecho de que trabajan para nosotros, y para compensarles con un acto de bondad, es recomendable hacerlos partícipes, en parte, de la ganancia que es producto de su trabajo. Además de que es un acto cruel el hecho de tomar a un animal para el trabajo en el que ve la comida con sus ojos, y en su nariz siente el olor, y tiene un profundo deseo de comerla, pero en cada ocasión en que el animal intenta comer, se topa con una especie de bozal en su boca, que le impide comer. Por ello, es recomendable no maltratar al animal que trabaja para nosotros, y brindarle un beneficio a cambio de su trabajo. (Ver en Jinuj 596)

A partir de este precepto podemos aprender cuál es el trato que debe tener una persona para con los animales, y en especial, con aquellos animales que trabajan al servicio de la persona.

Y así está escrito en el libro Jasidim (666), que aquel que aflige a su animal, como por ejemplo, aquel que le coloca una carga superior al peso que puede soportar, y luego, al no poder andar lo golpea, esta persona, en un futuro, deberá rendir cuentas por ello, puesto que está prohibido por la Torá atormentar a los animales. Lo mismo con los que andan a caballo, y con sus botas, le provocan un dolor  excesivo-en un futuro, deberán dar cuenta de ello (Sefer Jasidim, 44). Pero golpear al animal un poco para que emprenda su marcha, está permitido, ya que de ese modo se lo estimula para su trabajo (Sefer Jasidim 668). Y así hemos hallado que Dios advirtió a Bilam por golpear a su asna en vano, como está señalado: “¿Por qué has golpeado a tu asna?” (Bamidbar capítulo 22, versículo 32). Dado que Bilam conocía a su asna y ésta siempre lo escuchaba, él debía haber comprendido que debido a otra poderosa razón, ella no continuaba andando, y no debía pegarle. Y visto y considerando que actuó con ella con crueldad, y la amenazó de manera injustificada, y dijo: “Ojalá tuviera una espada en mi mano, pues ahora te hubiera matado” (Bamidbar capítulo 22, versículo 30), su castigo fue que resultó muerto por una espada.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj y Maor Horowitz, Academia Rabínica "Har Brajá".

 

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