Yeshaiahu lo reprende a Jizkiahu por sus relaciones con Bavel, a partir de la oposición al involucramiento de Israel en la política de los reinos vecinos. La profecía sobre el exilio a Bavel, no llega como un castigo a Jizkiahu, sino como advertencia por las consecuencias de su conducta política, pero Jizkiahu no acepta el reproche y sostiene que debe ocuparse de las necesidades del momento y no del futuro.
El capítulo 39 relata la reprimenda del profeta Yeshaiahu a Jizkiahu por su actitud hacia los emisarios del rey de Bavel. Este reproche coincide con las advertencias de Yeshaiahu a Ajaz, de no buscar la ayuda del rey de Ashur, y con sus advertencias a Jizkiahu en contra de la búsqueda de ayuda de Egipto (como lo vimos anteriormente, en el capítulo 30, versículo 2 y otros). Todas estas reprimendas y advertencias derivan de un principio fundamental en el método profético: que el reino de Israel no debe interferir en las políticas de los reinos vecinos, ni debe participar de alianzas de un reino contra otro.
En retrospectiva, se puede decir que el curso de los acontecimientos demostró que este principio también implicaba una profunda sabiduría política, pero en su momento, estas ideas no eran aceptadas por los ministros del pueblo y los reyes, e incluso el rey justo, Jizkiahu, hizo caso omiso de las advertencias de Yeshaiahu en materia de política, y buscó la ayuda de Egipto y de Bavel contra Ashur.
Esto reflejó un defecto en el comportamiento de Jizkiahu y una señal de que Jizkiahu y su generación, no eran dignos de que en sus días llegara la salvación eterna. Por lo tanto, después de que Jizkiahu admitiera verbalmente que honraba mucho a los emisarios del rey de Bavel, Yeshaiahu le profetizó sobre el exilio babilónico, con la intención de insinuarle: Ahora a quedado claro, que con la caída de Sanjerib no se acabaron los enemigos de Israel, y que Bavel aún saqueará los tesoros del reino de Iehudá y exiliará a los hijos del reino a Bavel.
Parece que la intención de la profecía aquí, no es decir que el exilio babilónico es un castigo por el pecado de Jizkiahu en su comportamiento con los emisarios del rey de Bavel: sino advertirle que su línea política llevaría a la esclavitud y al exilio. Y así fue en la práctica, ya que las razones políticas del exilio babilónico, fueron las alianzas que hicieron los reyes de Iehudá con Egipto contra Bavel, alianzas contra las que predicó Irmiahu, tal como lo hizo Yeshaiahu en su tiempo.
Y parece también, que incluso después de estas palabras, Jizkiahu mantuvo su opinión, y en sus palabras a Yeshaiahu "Habrá paz y verdad en mis días" (10) insinuó: Tú, Yeshaiahu el profeta, miras hacia generaciones lejanas, pero yo, el rey, debo ocuparme primero y ante todo, de las necesidades de mi generación, y creo que con mi política aseguraré paz y verdad en mis días; y en cuanto a las generaciones futuras - tal vez, mientras tanto, habrá un cambio en los hechos.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del Tanaj con el comentario Daat Mikrá, de ediciones Mosad HaRav Kuk Ierushalaim, libro de Yeshaiahu tomo II página 407