La realización del becerro de oro no fue producto de la negación de Dios, sino a partir de la búsqueda de un líder que conduzca al pueblo hacia la tierra. El becerro tenía el propósito de ser un símbolo del Emisario que conduce al pueblo hacia la tierra. El problema surgió cuando la fiesta salió totalmente de control, y el pueblo se puso de pie para celebrar.
Moshé ya ascendió al monte Sinaí varias veces, pero hasta ahora retornó uno o dos días después. Por lo tanto, los hijos de Israel tenían un buen motivo para suponer que Moshé no se ausentaría por un tiempo prolongado.
Transcurrieron días, pasaron semanas, y Moshé no regresaba!!! Al considerar que habían visto un fuego que consumía en la cima de la montaña, las personas concluyeron que Moshé Rabeinu desapareció para siempre.
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Ellos debían hacer algo y por ello se dirigieron al hombre que Moshé había nombrado como responsable en su ausencia- a Aharón. La primera queja de los hijos de Israel a Aharón se centra en la necesidad de un nuevo liderazgo: “haznos dioses que vayan delante de nosotros” (hacia la Tierra prometida). Dios le prometió a Aharón que le enviaría un Emisario delante de Israel para ayudarlos a conquistar la tierra: “He aquí que Yo envío un Emisario delante de ti para custodiarte en el camino y para traerte al lugar que Yo he predispuesto” (Capítulo 23, versículo 20). Está claro que cuando los hijos de Israel escucharon esta promesa comprendieron que el Emisario aludido se refiere al mismísimo Moshé. Pero ahora, cuando Moshé está considerado como si estuviera muerto, los hijos de Israel le exigen a Aharón que genere una alternativa para sustituir al Emisario-, tal vez: un emblema para el ángel-a fin de que puedan continuar su trayecto rumbo a la tierra prometida: “Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros” (Capítulo 32, versículo 1)
Las intenciones de Aharón al crear el becerro reflejan la voluntad de crear un emblema del Emisario que conducirá a los hijos de Israel a la tierra de Kenaan, y a fin de hacer hincapié en esta idea Aharón lleva a cabo una ceremonia similar a la ceremonia del pacto en el monte Sinaí, en la cual Dios prometió el envío del Emisario. Ahora surge la pregunta: si las intenciones de Aharón eran tan sinceras ¿Qué es lo terrible en el acto del becerro de oro?!! ¿Por qué Dios se enoja por ello?
A pesar de tener solamente una “evidencia circunstancial”, se puede proponer que los hijos de Israel retornaron a sus antiguos hábitos y retrocedieron a la cultura egipcia. Los hijos de Israel, antes de salir de Egipto, estaban sumidos en la cultura egipcia. Dios “tenía la esperanza” de que los hechos en el marco de la salida de Egipto provocarían que los hijos de Israel cambiaran sus malos hábitos, pero el hecho del becerro de oro demostró que en lo más profundo nada había cambiado. También en la fiesta que se inició a partir de buenas intenciones, su conducta se convirtió rápidamente en desordenada y desenfrenada. Dios no se enoja en el mismo día de la obra del becerro sino tan solo al otro día, luego de que el pueblo se levantó para celebrar, y la fiesta salió totalmente de control. Y tampoco Moshé está enojado única y exclusivamente por la elaboración del becerro de oro sino también por las danzas.De hecho, Dios no sólo estaba enojado sino que estaba desilusionado. El comportamiento del pueblo en el episodio del becerro de oro demostró que a pesar de los numerosos milagros que Dios les concedió, su carácter no había cambiado.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"
Rab Menajem Liebtag: es el fundador del centro de Estudios de Tana”j, es un erudito de la Biblia aclamado internacionalmente y pionero de la Educación Judía en internet. Sus ensayos sobre Parshat HaShavua (la sección semanal de la Torá) reflejan su vibrante enfoque temático-analítico, combinando los métodos de la erudición moderna con los enfoques tradicionales.