La guerra y lo espiritual, ¿pueden convivir?

La guerra y lo espiritual, ¿pueden convivir?

El rey David luchó contra todos los enemigos de su alrededor en duras guerras. No obstante, es él también, quien compone el gran cantico para Dios, al final del libro.  Se trata de una composición singular a su imagen, a la cual Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria aludieron diciendo, que en la guerra era aduro como un árbol y era muy delicado al estar ante Dios.

El episodio de los hijos de Shaúl y los Guibonim, cierra el período del reino de Shaúl. Tras ese episodio, David sepulta los restos de los enemigos junto a los restos de Shaúl y su hijo Iehonatán, que fueron sepultados en Guilad. Sin embargo, el capítulo 21 no finaliza con este tema sino con la descripción de las guerras contra los gigantes filisteos y su eliminación. ¿Por qué Shmuel optó por describir esas guerras, después del episodio de los Guibonim? Aparentemente, parce que las guerras de conquista de David contra los pelishtim, los filisteos, ya han finalizado anteriormente, ya que el capítulo 20 culmina con los nombres de los que ostentan cargos en su reino, como final. Parece que la lógica que se halla en la base del orden de los capítulos de Shmuel es la voluntad de relacionar las duras guerras libradas por David con su maravilloso y sublime cántico. Por lo general, los guerreros no poseen un alma refinada y no es la adecuada para componer cánticos maravillosos como estos. 

El orden de los capítulos de este modo, enfatiza las cualidades de David: por un lado, se trata de un rey que vence en la batalla y completa la guerra hasta el final sin piedad a partir de la enorme fe en la misión que le encomendara Dios para salvar al pueblo de Israel y establecer su reino. Por otra parte, tiene la capacidad de refinarse y llenar su boca con cánticos y alabanzas a Dios, que expresan su nostalgia y deseo de apegarse a Él. El cantico de David concluye con una frase (capítulo 22, versículo 51) que describe de forma muy concreta, las dos herencias que nos legó David, la militar y la espiritual, a partir de su doble función como rey de Israel y como el eterno Mashiaj, el eterno ungido de Dios: “Engrandece las salvaciones de Su rey, y obra misericordia con Su ungido, a David y a su simiente para siempre

Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria (en el Tratado Moed  Katán 16b) también explicaron los nombres  de uno de los combatientes de David “Adino Haetzni”, “Adino el etznita” (capítulo 23, versículo 8) como descripción de las cualidades de David: “Se trata de Adino Heatzni, cuando estaba abocado al estudio de la Torá, era suave como un gusano, y cuando salía a la guerra, se endurecía como un árbol”.

Volver al capítulo