El capítulo 60 describe una profecía de los días postreros, momento en el cual la naturaleza del mundo se modifica y el nexo entre el mundo material y el espiritual retorna a la realidad en la cual el espíritu controla la materia y define la realidad.
La declaración de la apertura del capítulo refiere a la gloria divina que se revela a ojos de los seres humanos e ilumina su camino:
“¡Levántate, resplandece, (oh Tzión), porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha aparecido sobre ti. Pues he aquí que oscuridad cubre la tierra, y tinieblas las naciones; mas sobre ti brillará el Señor, y en ti será vista Su gloria” (versículos 1-2).
El cambio de la iluminación natural del mundo creado a partir de la luz divina-espiritual, es una clara expresión de la violación de los límites entre el mundo espiritual y el natural, límites que existen en el mundo natural habitual conocido por todos nosotros. Dicho cambio es una de las señales de la llegada del Mashiaj y los días postreros.
La luz primordial en el mundo no era una luz sujeta a los órdenes de la naturaleza, sino una luz que emanaba del poder de la presencia de la Divinidad en el mundo, y por lo tanto se veía afectada por el pecado y la corrupción. Es por ello que el Midrash describe que Dios decidió ocultarla solo para los Tzadikim, los Justos. Su ocultación debido al pecado que ocurrirá en el futuro indica que no se trata de un castigo, sino de una comprensión de que desde el principio de la creación era preferible trasladar el gobierno del mundo de un camino material influenciado directamente por la espiritualidad a un liderazgo que opere según las leyes de la naturaleza.
La idea de que existe una luz espiritual que aparecerá en el futuro e iluminará el mundo con una luz proveniente de la presencia de la Divinidad, y no de las fuerzas de la naturaleza, que se expresa en ese mismo Midrash sobre la ocultación de la luz, proviene de nuestros versículos. La luz que brilla sobre Israel no es la luz del sol, sino la gloria de Dios: "Despierta y resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria de Dios ha resplandecido sobre ti". Por lo tanto, no se ve afectada por los procesos atmosféricos normales que dictan luz y oscuridad: " Pues he aquí que oscuridad cubre la tierra, y tinieblas las naciones; mas sobre ti brillará el Señor, y en ti será vista Su gloria." (Yeshaiahu capítulo 60, versículo 2). La tierra (=la naturaleza) y las naciones (=la providencia natural en el mundo) están influenciadas por oscuridad y niebla, pero sobre ti amanecerá Dios y su gloria dará luz. Este motivo, que abre el capítulo, también se repite al final.
“El sol no será más tu luz de día, ni para resplandor te dará la luna su luz; porque el Señor mismo será tu luz eterna, y tu Dios tu gloria. Y este Sol tuyo no se pondrá más, y esta Luna tuya nunca se retirará; porque el Señor será tu luz eterna, y los días de tu duelo se habrán ya acabado. Y tu pueblo, todos ellos serán justos, heredarán para siempre la tierra; renuevo plantado por Mí mismo, obra de Mis manos, para glorificarMe” (versículos 19-21).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Cortesía del sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”.