Bamidbar nos muestra al pueblo judío y su organización social y política en el desierto, antes de llegar a Eretz Israel.
El pueblo se halla dividido en tribus de acuerdo a los diez hijos de Jaacob y los dos de pueblo se hallaba dividido, pero la "división" no significa en modo alguno "separación", pues todos se hallaban unidos en rededor del Mishkan y de la idea religiosa del monoteísmo y la Torá, quizás haya habido rivalidades de tribus, como las veremos luego en el tiempo de los Shoftim, de los jueces, pero no podían tener mayores consecuencias, pues el pueblo todo se hallaba espiritualmente unido.
La vida en el Midbar es quizás el periodo de la juventud del pueblo judío. Este se libera de la esclavitud de Egipto, lucha contra la esclavitud espiritual y se eleva hasta Matán Torá, hasta la Torá de Israel, el Monte Sinaí. Este es el significado del Midbar, simbolizado en la Sefirá. Ya en los cánticos del Seder en Pesa decimos:
“אילו קרבנו להר סיני ולא נתן לנו את התורה דיינו"
"Si nos hubiese acercado al Monte Sinaí, aun si no nos hubiese dado la Torá, bástanos”. Esta frase es quizás difícil de entender. Qué sentido tiene el llegar al Monte Sinaí, si no se hubiese dado en él la Torá.
Sin embargo es así. La entrega de la Torá en sí es imposible para todo aquel que no se halla aún preparado para ello.
Solo aquél que llega al Monte Sinaí, sólo aquél que se eleva espiritualmente, y se purifica ante su alma puede recibir la Torá. Esta ha sido la misión del Midbar en el pueblo judío, ya que no solo se ha debido sacar al pueblo judío del Galuth, sino también al Galuth del pueblo Judío.
El Midbar indica la despreocupación del mundo material, la elevación espiritual, y Matan Tora. Pero la verdadera lucha comienza únicamente en Eretz Israel, donde no es solamente una "preparación" a la vida, sino la vida misma. Este es el sentido del "Buena es la Torá con la “senda del Mundo", y dice Raban Gamliel en los proverbios de Pirkei-Abot. "Derej-Eretz” es la “senda del mundo", y significa el trabajo, la realización práctica, la senda en la cual todo el mundo debe ir.
El hombre no cesa de penetrar en los arcanos de la Naturaleza, pero nunca terminará de aprender de ella. La tierra por ejemplo, tiene dos movimientos. Por uno gira alrededor de sí misma, y por el otro gira alrededor del sol, y este es el símbolo que debe guiar la existencia humana toda.
El hombre tiene sus preocupaciones materiales. Sus "propias" preocupaciones. El hombre no cesa de girar en rededor de sí mismo, el hombre tiene sin embargo la obligación de girar, de guiarse por su ideal superior.
El hombre tiene la obligación de girar alrededor de su sol central, del ideal de la Torá. Los dos movimientos son naturales y deben guiar al hombre en su actividad y por ello el judaísmo construyó su vida toda sobre el primer principio de la armonía interna, de la integridad.
La Torá no quiere decir negar al "yo" como tampoco el "yo", puede negar los intereses superiores.
En todos los pueblos antiguos existía una relación negativa hacia el trabajo: Todo lo que significaba “trabajo” era considerado esclavitud y por lo tanto indigno de hombres libres.
Ello resalta si observamos todas las antiguas civilizaciones y aún los mayores filósofos helenos. Por ejemplo Platón, divide los habitantes de su estado ideal en tres distintas castas, "gobernantes", "guerreros" y la inferior de los obreros, que no eran sino una especie de “esclavos". Los griegos consideraban el trabajo material y físico como denigrante para el hombre libre, y el trabajo embota la inteligencia, entorpece el entendimiento y rebaja a los hombres. Por el contrario la Torá, aún de Adam, nos dice que en el paraíso su obligación era:
“ויניחהו בגן עדן לעבדה ולשמרה"
"trabajarla y cuidarla". El trabajo era considerado hasta cierto punto sagrado!
Hay muchos que consideran que la Torá prácticamente se opone al “trabajo”, basándose en la realidad de las últimas generaciones del Galuth. Sin embargo es interesante ver la verdadera opinión de la Torá sobre este aspecto, tal como se halla reflejada en el Talmud.
En el Tanaj, los más grandes héroes son a su vez obreros y trabajadores. A Shaul después de haber sido elegido rey, antes de haber sido proclamado oficialmente lo hayamos arando la tierra, y los más grandes dirigentes de Israel, fueron en sus comienzos pastores, empezando por Abraham, Moshé y David para concluir en Rabí Akiba.
Entre los Tanaím, los sabios que desarrollaron la Mishná, era Hilel leñador, Shamai constructor, Rabi Joshua ben Janania obrero, Rabí Yehuda panadero, Rabí Yojanan zapatero, Rabí Meir escriba, Rabí Yosí ben Yalafta peletero, Rabí Yehuda sastre, y entre los Amoraim hallamos muchos otros, herreros, carpinteros, albañiles, agricultores, etc.
Este hecho es singular y único en la historia del mundo. Observemos bien, se trata aquí de los legisladores de Israel, los doctores de la ley, que sellaron el destino de un pueblo en la historia, y estos no son los que habitualmente hallamos en este lugar. No son los easuistas ni tampoco doctores cuya única misión consiste en servir a la ley, y a sí mismos. Para aquellos, en cambio, lo esencial era la vida y el pueblo, y no el sentimiento académico.
La Tora en Israel no era el monopolio de una clase o de una casta, sino el patrimonio del pueblo entero. Los jajamim comprendieron que si la Torá era sagrada, de ninguna manera podía ser una profesión, sino que debía ser un ideal. No solo un sacerdocio, pues todo el pueblo de Israel debían ser sacerdotes. Por ello en modo alguno la Torá, quedó en manos de algunos, sino en la de todos. La Torá es la vida de Israel, por ello todos deben con ella vivir.
Nadie tiene pues derecho a abandonar la Torá, ni por su pobreza, ni por su riqueza. Y de ninguna manera es posible convertir a la Torá en el patrimonio de una secta, casta o profesión.
"La Tora con la senda del mundo", תורה עם דרך ארץ es por ello que sintetiza la visión del judaísmo.
No existen intermediarios entre el hombre y el Señor, y todo el pueblo es sacro.
Este es, como ya lo hemos hecho notar repetidas veces, el significado del Mishkan en el pueblo judío. Dicen los Jajamim que el Mishkan se hallaba en el centro del Majane (campamento), "no se hallaba más cerca de unos que de otros".
El Mikdash estaba en el centro de la vida judía. La vida tenía sus necesidades materiales, giraba sobre sí misma, pero en su centro estaba el Santuario.