Bilam sabía cuál es la voluntad de Dios tal como la asna “sabía” cuál era la voluntad de Bilam. A pesar de ello, así como la asna intentó ir por caminos sinuosos, también Bilam intentó encontrar una “vía alternativa” para el cumplimiento de la voluntad de Dios. El episodio de la asna insinúa todo el movimiento del relato que vendrá a continuación.
El mensaje general del episodio de la asna es que Dios no está interesado en que Bilam vaya con los emisarios de Balak, pero no está claro por qué la Torá requiere de un ejemplo tan complejo y extraño para esclarecer una cuestión tan simple. A fin de comprender la parábola de la asna, debe esclarecerse con precisión: cuál es la parábola, cuál es la moraleja, y cuál es el mensaje de los tres intentos de Bilam para conducir a la asna por una senda recta. En numerosas ocasiones, la persona sabe lo que debe hacer pero él intenta eludir su responsabilidad a través del hallazgo de “atajos” para poder hacer lo que él desea.
Bilam sabía cuál es la voluntad de Dios tal como la asna “sabía” cuál es el deseo de Bilam. A pesar de ello, así como la asna intentó encaminarse por caminos sinuosos, también Bilam intentó hallar una “vía alternativa” para el cumplimiento de la voluntad de Dios.
La parábola de la asna insinúa todo el movimiento del relato que vendrá a continuación.
En las tres primeras ocasiones, un factor determinado (Bilam) obliga a la asna a realizar un hecho determinado (ir por un camino recto), y ella rehúsa hacerlo. En forma paralela, en la moraleja, Dios lo obliga a Bilam a ir por la senda recta, a pesar de su deseo personal. La espada en la que está interesado Bilam para matar a la asna finalmente se convirtió en la espada de los hijos de Israel, que perjudicó a Bilam en misión de Dios.
Al igual que Bilam, también la asna intenta desviarse del camino de tres maneras: al principio, ella intenta desviarse del camino (y así Bilam, en la primera ocasión intenta maldecir en lugar de bendecir); luego, ella pasa al lado del ángel de Dios al presionar el pie de Bilam (Y así Bilam, intentó maldecir y también bendecir); y al final-la asna se halla en su lugar (y así también Bilam calla y no maldice ni bendice). Y tal como Bilam, comienza y bendice en la cuarta oportunidad por propia iniciativa-así también la asna abre su boca por cuarta vez. Sólo en la cuarta ocasión Bilam puede dar cuenta de que es “conocedor del Altísimo” (Capítulo 24, versículo 16), tras tres intentos para maldecir, que no fueron logrados, él es conocedor del Altísimo.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"