Dios le ordena a Moshé escribir en un libro el precepto de borrar a Amalek de la faz de la tierra. ¿A qué libro se refiere? ¿Para qué debe escribirlo? ¿Y qué podemos aprender de esto y de otras órdenes similares en referencia a la relación de la Torá con el registro de la historia y la práctica de la arqueología?
Dios le ordena a Moshé escribir acerca de la guerra con Amalek y también transmitirlo en forma oral. El comentario “Jezkuni” señala: “pero que no sea en forma oral, ya que tal vez sea olvidado con el paso del tiempo”. El comentario “Jezkuni” alude a que el destino de la tradición oral es el olvido, y por ello Dios también ordenó que la orden sea escrita. No obstante, el Even Ezra y el “Jezkuni” se fromulan la siguiente pregunta: ¿Dónde debía escribir Moshé la orden señalada? Y explica el Even Ezra:
“Esta sección fue citada en el año cuarenta, y da cuenta que el libro al que alude es el “Sefer Torá”; u otro libro que tenían cuyo nombre es “Libro de las guerras de Dios” y ya no lo tenemos, como tampoco tenemos el “Sefer Haiashar” y el “Midrash del profeta Iddo” y las “Crónicas de los Reyes de Israel” y los “Libros de Shlomó”.
El “Jezkuni cita textualmente los conceptos de Even Ezra, pero omite su primera propuesta al decir que se refiere a la escritura en el libro de la Torá. Para él, por lo tanto, se refiere a la escritura en el libro de las guerras de Dios. A diferencia de ello, el Rambá”n sostiene de modo unánime que se refiere a la escritura en el libro de la Torá. Se infiere entonces que por lo menos, según algunos comentaristas se refiere a la escritura en libros de historia, uno de los tantos que tuvieron los hijos de Israel, y no se refiere a la escritura en el libro de la Torá, pues entonces se trata de una fuente clara de la importancia del registro de hechos significativos e importantes en el libro. Por lo tanto, esta orden refleja la conciencia histórica desde tiempos remotos en el inicio de la conformación del pueblo de Israel.
Otro hecho adicional que figura en nuestra sección y que la Torá aspira a que sea recordado por generaciones es la caída del maná durante cuarenta años. En este caso la memoria es preservada a través de un objeto físico (Capítulo 16, versículos 32-34). Otro hecho que fue elegido por Dios para ser recordado de modo similar está descripto en la sección de Koraj donde allí es preservada la vara de Aharón delante del Testimonio (Bamidbar, capítulo 17, versículo 25).
Estos objetos de la época del desierto fueron guardados en la Tienda de Reunión, en el Tabernáculo de Shiló y en el Gran Templo de Shlomó, a fin de que sean testimonios concretos de la etapa errante por el desierto. La Guemará (Tratado de Iomá 52, carilla 2) señala que en tiempos de Ioshiahu el Arca fue oculto junto a diferentes objetos que estaban a su lado: el recipiente del maná, la vara de Aharón, el recipiente del aceite de unción y el cajón (una especie de Arca) enviado por los Plishtim como obsequio al Dios de Israel. El Ramba”m explica la finalidad de ese ocultamiento y dice: “en momentos en que Shlomó construyó el Gran Templo, a sabiendas de que el mismo será destruido, construyó en él un sitio de escondites profundos y sinuosos y el rey Ioshiahu impartió la orden y ocultaron en el sitio construido por Shlomó…y junto a él fue ocultada la vara de Aharón, el recipiente y el aceite de unción y todos esos elementos no fueron restituidos en la época del segundo Gran Templo” (Hijot Beit Habejirá 4, 1-2).
La enorme importancia que vio Ioshiahu en ocultar los “hallazgos arqueológicos” de la época errante por el desierto junto al elemento más sagrado para el pueblo de Israel, nos ilustra acerca del sentido otorgado a la preservación de esos objetos. Hay aquí, tal vez una especie de “Exhibición de museo” cuyo objetivo es religioso, que nos enseña que la Torá tiene conciencia de que también a través del hallazgo de materiales pueden ser transmitidos mensajes del pasado al presente y preservar la memoria.
De esto se infiere que Dios, que creó al hombre y conoce su alma , nos da la pauta de que el registro histórico y la práctica arqueológica pueden llegar a ser muy significativos desde el aspecto religioso. Esto coincide con la instrucción que figura en el libro Devarim: “Recuerda los días de antaño, comprendan los años de generación” (Capítulo 32, versículo 7). Y así también: “Habrás de recordar todo el camino - por el cual te llevó Adonai tu Dios.- hace cuarenta años en el desierto” (Devarim, capítulo 8, versículo 2). El recuerdo de los hechos permite una visión histórica de causa y consecuencia, sobre los factores y sus consecuencias.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashat Drajim: Mabat arjeologui vegueografi beparshiot hashavua" ("Encrucijada: una mirada arqueológica y geográfica de las secciones semanales de la Torá") publicado por "Maguid", 2014