La separación entre religión y Estado

La separación entre religión y Estado

Tal como se describe en el libro Divrei Haiamim, Crónicas, el profeta Yehu hijo de Janani, se opuso a la union de Yehoshafat con la Casa de Ajav, a pesar de que fue acordada únicamente para cuestiones políticas. A posteriori, quedó claro que dicha asociación, efectivamente, influyó para mal a los reyes de la Casa de David, que casi provocaba la eliminación de la dinastía de la Casa de David.

Yehoshafat, el rey de Iehudá, acudió en ayuda de Ajav en su guerra contra Aram. En el libro Divrei Haiamim, Crónicas, se menciona que el vidente Yehu hijo de Janani lo reprende a Yehoshafat por ello: “¿Debes tú ayudar al malvado y amar a los que aborrecen al Señor? Por esto, pues, la ira de la presencia del Señor está sobre ti. Esto no obstante, cosas buenas son halladas en ti, por cuanto has quitado de la tierra las Asheraes, y has preparado tu corazón para buscar al Señor” (Divrei Haiamim II, capítulo 19, versículos 2-3). El significado de sus conceptos es: “no has hecho lo apropiado al acudir en ayuda del malvado y has acordado un pacto de amistad y amor con los enemigos de Dios”. A pesar de ello, Yehoshafat continuó asociándose también con Ajaziá, hijo de Ajav, para hacer los “navíos de Tarshish” en Etzion Gaver. Y un profeta denominado Eliezer hijo de Dovadahu, lo reprendió diciéndole: “Por cuanto te has unido con Ajaziahu, (ya) ha roto el Señor tus obras” (Divrei Haiamim II, capítulo 20, versículo 37).

Yehoshafat adoptó un método de separación entre los asuntos politicos y los religiosos. En materia de cuestiones políticas-seculares, Yehoshafat optó por una vía de estrecha cooperación con el reino de Israel, y sin embargo, en todos los asuntos religiosos siguió una modalidad diferente y opuesta a la llevada a cabo por los reyes de Israel.

Esta separación entre la forma de comportarse en los asuntos seculares y en las cuestiones religiosas, no era acorde al espíritu del vidente Yehu, hijo de Janani.

Aparentemente, se puede tener la impresión de que Yehoshafat optó por la vía acertada, y las palabras del vidente Yehu hijo de Janani, provienen de celos excesivos. No obstante, la sucesión de los asuntos finalmente demostró que el vidente estaba en lo cierto. Ya que para fortalecer la alianza entre los dos reinos, Ajav, el rey de Israel, le dio a Iehoram, el hijo de Yehoshafat, rey de Iehudá, a su hija Ataliá como esposa. Y al final de sus días, Ataliá estuvo a punto de provocar la destrucción total de la dinastía del reino de la Casa de David.

Tenemos aquí un ejemplo interesante y convincente del hecho de que, incluso si los conceptos de la profecía parecen al principio desconcertantes y contrarios al sentido común, finalmente queda claro que las palabras de la profecía son ciertas, y que precisamente están basadas en una profunda reflexión de las causas y condiciones de la realidad. Y la creencia de que el profeta avizora el Espíritu Divino no contradice el argumento, de que los conceptos del profeta se basan en una lógica profunda y son mencionados con una sabiduría superior a la de los politicos, quienes se consideran expertos en maquinaciones políticas, ya que es el mismo Espíritu Divino el que le concede al profeta la capacidad de penetrar hasta lo más profundo de los hechos y avizorar su encadenamiento.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Extraído de los cuadernos de Amós Jajam (capítulos diarios que fueron emitidos por radio)

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