¿Por qué el Cohen necesita una indumentaria tan espléndida? ¿Acaso no es más apropiado desenvolverse con simpleza? Resulta que existe una influencia tangencial de las vestimentas sobre la percepción de aquel que las viste y así le conceden un estatus de elevación a sus actos.
Las vestimentas del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) son muy pomposos. ¿Cuál es el sentido de dicha presentación tan lujosa? ¿Acaso no era atinado solicitarle a los Cohanim y en especial al Cohen Gadol, que se presentarán con una vestimenta más simple, sin oro ni piedras preciosas, tal como el Cohen Gadol solía hacer en el día de Iom Kipur (Día del perdón), al ingresar al Sancto Santorum? Así explica la Torá la finalidad de las vestimentas: “Habrás de hacer ropajes sacros para Aharon, tu hermano, para gloria y esplendor” (Versículo 2). O sea, la vestimenta puede crear una apariencia presentable y esplendorosa. El Rambán, en su comentario sobre este versículo, agrega y refina la tendencia de pompa y esplendor en estas palabras: “que sea distinguido y esplendoroso con vestimentas distinguidas y esplendorosas…ya que éstas son prendas de realeza, tales como las que vestirán los reyes en tiempos bíblicos…y el gorro es conocido por el uso que le dan actualmente los reyes y grandes ministros”.
Pero esta es justamente la pregunta, ¿por qué los Cohanim deben vestirse a la usanza de los reyes? Si ellos no son reyes. Son servidores del Templo, ¿y por qué habrán de usar vestimentas que no les corresponden ?
Algunos de nuestros Sabios argumentaron que la vestimenta que la persona viste crea en ella la percepción de la importancia de su cargo y la conciencia de su misión. Está claro que un aro en la nariz de un chancho no lo convertirá en persona, pero la persona que desea tomar conciencia de la importancia de sus actos, una de los recursos para ello es la prenda que ha de vestir. Es por ello que los asesores en materia laboral le recomendarán a la persona que desea ser aceptada en un trabajo que vista una vestimenta adecuada para dicha instancia. La apariencia externa de la persona y la primera impresión que habrá de crear pueden definir el destino del encuentro. La vestimenta también influye en aquel que la viste. La Torá le exige a los Cohanim una seriedad absoluta en su tarea, y es así como ello se refleja también en su presentación. En muchos lugares del mundo existe una exigencia similar para los empleados públicos: deben presentarse con una vestimenta que los dignifique a ellos y a sus clientes.
Junto a ello existe también el peligro de centrarse en forma exagerada en la apariencia externa. A veces, de tanta preocupación por la vestimenta se olvida cuál es nuestro auténtico deseo interno. ¿Acaso puede ocurrir que a veces queremos impresionar al prójimo o a nosotros mismos con un determinado acto, pero esto no refleja quiénes realmente somos? Puede que logremos impresionar a todos, pero olvidaremos a nuestro verdadero yo.
Si sabemos aprovechar con inteligencia “la gloria y el esplendor” para nuestro ser interior, lograremos utilizar ambos adecuadamente y lograr que la Divinidad more en nosotros.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid"