Dios le ordena a Moshé nombrar a Iehoshúa su servidor, como líder de Israel en su reemplazo. Dicha designación es sorprendente. Después de las alabanzas a Pinjás que aparecen en el texto, lo esperable era que él fuera nombrado como el continuador de Moshé. ¿Qué es lo que vio Dios precisamente, para designar a Iehoshúa? ¿Y qué podemos aprender de ello para el liderazgo en general?
El mundo del liderazgo requiere mucho más que coraje, osadía y celo. Pinjás tiene muchos méritos, sin embargo, para liderar a una congregación se requiere también, y principalmente, saber “moverse acorde a la característica de cada uno”, “que sea tolerante respetando la postura de cada persona” (Comentario de Rashi al versículo 18). En la naturaleza del líder celoso, se halla la capacidad de poder ver algunas dimensiones de la realidad con marcado aumento o exageración. Esas dimensiones lo perturban, y en forma justificada, y entonces él sale a una guerra de exterminio, sin que nadie sepa qué habrá de acontecer al final. Además, no siempre sucede que el tema que a su criterio es el más significativo para nuestro futuro, es en efecto, el tema sobre el cual vale la pena debatir y confrontar.
A diferencia de ello, el líder responsable y maduro, ese que desea ser el pastor de toda la congregación, debe comprometer su intelecto y su capacidad de liderazgo para formular una posición, una estrategia y una táctica que sopesarán la gama completa de necesidades de toda la sociedad en el pueblo de Israel; y entonces, él evalúa cuáles son las decisiones correctas adecuadas en el momento en que la misma se impone.
Aparentemente, se trata de una misión imposible. ¿Cómo es posible “tolerar la postura de cada uno”, cuando cada uno manifiesta diferentes conceptos, e incluso contradictorios, y obviamente requiere acciones diferentes? Es suficiente examinar aleatoriamente los conflictos que se han experimentado en Israel en las últimas décadas para comprender la dificultad. ¿Cómo habrá de actuar un líder que sabe que existen fuerzas en la nación que se oponen a una ley determinada en todas sus versiones, mientras que muchos otros la exigen con firmeza? ¿Qué habrá de hacer un líder en cuya nación hay una sociedad claramente secular junto con una sociedad religiosa?
Toda la respuesta se halla en la frase “hombre imbuido de espíritu” (Versículo 18) que le fuera dicho a Moshé Rabenu. ¿Acaso el líder actúa con un espíritu firme que late en él o tal vez él se mueve como un péndulo, según el estado de ánimo? Cuando el líder actúa en virtud de una concepción espiritual profunda y completa y también está dotado de la capacidad de escuchar y tolerar a cada persona y su opinión, será apreciado incluso si realiza un acto que puede interpretarse como contrario a los valores de uno de los grupos del pueblo. Cuando el líder se encuentra con su pueblo a nivel espiritual, se allanará un camino hacia un mundo en el que la controversia no divide a la sociedad, sino que contribuye al desarrollo de todas sus partes y las revitaliza.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".