No te involucres

No te involucres

 

La oposición de Yeshaiahu a la alianza con Merodaj Baladan hijo de Baladan es por su oposición a toda alianza con pueblos extranjeros. El puebo de Israel no debe acordar pactos, ya que toda alianza habrá de terminar con el victorioso causándole daño a Israel. En lugar de involucrarse en el enfrentamiento entre potencias, se debe seguir a la luz de Dios, de modo que la Providencia Divina genere el cambio tan deseado en la realidad.

La mayoría de los investigadores piensan que con el ascenso de Sanjerib al trono del reino de Ashur (Asiria) (705 antes de la era común), Merodaj envía a Jizkiahu, entre todos los pueblos de la región con los que interactuó, a fin de desmoronar al reino asirio.

Y he aquí que Yeshaiahu se opuso enérgicamente a este llamamiento. El profeta sostiene: tienes razón, el futuro es de los babilonios, será un imperio dominante, pero ay de ti de tomar el control de los babilonios: esta es la vara de la ira del Dios de Israel y esta es la vara de la ira del Dios de Israel. ¿Por qué invertir esfuerzos para romper esta vara de ira, para que se levante contra ti esta vara de ira? ¿Cuál es el beneficio de ello? El criterio político es correcto, pero el involucramiento activo no es correcto, no es correcta la altivez del corazón que te aconseja que puedes beneficiarte participando en el enfrentamiento de las potencias. Jizkiahu pensó: Si sé que Bavel es el poder del futuro, ¿por qué debo negarle ayuda? ¿Acaso no me castigará después por mi iniquidad? Por otro lado, si no ayudo ahora a derrotar a Ashur, ¿cómo sé que esa potencia cruel, no empuñará después su afilada espada contra Iehudá? Es un peligro constante, ¿y quién nos librará de él?

La respuesta del profeta es: el Santo de Israel, sólo a Él debes elevar tus ojos. No tienes la capacidad ni el poder en esta época de superpotencias para garantizar tu seguridad y eliminar completamente el peligro; debes confiar en Dios.

En la realidad de la época de Jizkiahu, la profecía enseña y enfatiza: Iehudá es, en la práctica un Estado pequeño, tiene derecho a aspirar a la grandeza, a renovar sus días como antes. Pero, ¿cómo hacerlo? No a través de la arrogancia ni de los gestos y conductas de una superpotencia cuando no lo eres, sino a través de un camino prolongado, sistemático y constante en la luz de Dios. ¿Quién establece las superpotencias? El Santo de Israel.

En lugar de ocuparte de las varas que ambas te golpean, ocúpate de Quien maneja la vara. Haz Su voluntad, ve a Su encuentro, hasta que te devuelva a tu grandeza original. Este es el lado positivo de la lección profética. No hay aquí un llamado a la pasividad, sino que la actividad, en este momento, debe estar en un plano diferente. No a partir de una intervención directa en el enfrentamiento de los grandes, sino mediante un cambio indirecto de la realidad, a través de la Providencia Divina.
 

Editado por el equipo del sitio de Tanaj

Cortesía sitio DAAT

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