Paz interior para los justos

Paz interior para los justos

Frente al revuelo interno en el alma del malvado, la figura del justo se caracteriza por la paz. La paz no es solo un regalo y una recompensa para el Tzadik, el justo, al final de sus días, sino un logro por el que lucha toda su vida. 

El contraste entre el justo y el malvado no se limita a que el justo elige el bien y cumple los mandamientos mientras el malvado opta por el mal y comete transgresiones. En nuestro capítulo, el profeta señala otro nivel más profundo de diferencia entre el Tzadik, el justo y el malvado: el plano de la paz y la serenidad. El justo vive en paz y deja este mundo en paz (versículo 2), mientras que para los malvados no hay paz (versículo 21).

Los malvados son " como la mar agitada, la cual no puede sosegarse, y sus aguas revuelven el barro y el cieno” (versículo 20). Su espíritu está turbulento como las olas rugientes del mar, las pasiones y deseos hacen surgir barro y cieno de las profundidades del alma, y no tienen la fuerza para enfrentarlos y superarlos.

En contraste con el revuelo interno del malvado, la figura del Tzadik, el justo se caracteriza por la paz: " Fallece en paz, descansan en sus tumbas todos los que anduvieron en su rectitud" (Versículo 2). El versículo describe no solo la muerte del justo, sino también la vida hasta su fallecimiento.

La paz no es solo un regalo y una recompensa para el justo al final de sus días, sino un logro por el que lucha toda su vida. El versículo " Y dirá (el Señor): "¡Allanen, allanen, despejen el camino; quiten los tropiezos del camino de Mi pueblo!" (versículo 14), Rashi lo interpreta: "Pavimenten un camino elevado, quiten la mala inclinación de sus caminos... remuevan las piedras en las que tropiezan sus pies - estos son los pensamientos malvados". La vida de toda persona, incluso del justo, está sembrada de obstáculos, pero a diferencia de la imagen de los malvados que son "como la mar agitada", un mar tormentoso sin dirección ni propósito, el justo es como aquel que camina por una calzada, avanzando paso a paso por un camino pavimentado, mientras supera los obstáculos que se acumulan en su camino.

Incluso una persona que en su juventud anduvo "perversamente, en el camino de su corazón" (versículo 17), puede arrepentirse y, con la ayuda de Dios, encontrar paz en su alma: " Yo he visto sus caminos, y le sanaré; le conduciré también... Paz, paz al que estaba lejos (de Mí) y al cercano", dice el Señor, "pues le sanaré" (versículos 17-18). La efervescencia de la juventud y la rebeldía juvenil se calman, y logra alcanzar una paz interior que incluye la corrección del carácter y la serenidad mental.

 

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