Preguntas de Abarbanel, Levítico 13

Preguntas de Abarbanel, Levítico 13

1   “Y le dijo el Eterno a Moisés y Aharón: Cuando un hombre tenga en la piel de su carne un tumor, una excrecencia o una postilla como de apariencia de lepra, será traído ante Aharón el sacerdote o ante uno de sus hijos los sacerdotes.  Y el sacerdote examinará la afección de la piel, y cuando el pelo se torne blanco en el lugar afectado y éste fuese más hundido que el resto de la piel, la enfermedad es lepra.  El sacerdote tras el examen lo declarará impuro.”

(Levítico 13, 1-3)

“...y el sacerdote tomará un poco de la sangre de la ofrenda de culpa y mojará con ella el lóbulo de la oreja derecha del que se purificare, y también el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho...”

(ibid 14, 14)

“Y le dijo el Eterno a Moisés: Cuando viniereis a la tierra de Canaan que os doy en posesión, y pusiere mancha de lepra en alguna casa de esta tierra, el dueño de la casa acudirá al sacerdote...”

(ibid 14, 33-35)

Pregunta: Siendo la lepra una aparente enfermedad de la piel, ¿Por qué ordenó la Torá acudir con un sacerdote y no tratarla con un doctor especialista (un dermatólogo)?;  ¿Por qué parte de la “curación” se lleva a cabo de esta extraña manera (lóbulo y pulgares)?;  ¿Cómo puede ser que esta afección pueda extenderse a casas o entes materiales?

Respuesta:

Abarbanel explica que esta enfermedad, a diferencia de cualquier otra, va más allá de una patología normal; aquí además de la afección corporal, se involucra otro factor primordial: la TUMAH (Impureza).  Como se ha explicado anteriormente, este término no está relacionado con suciedad o inmundicia sino con una enfermedad espiritual; así como lo explica el versículo: “No impurificaréis vuestras almas” (ibid 11,44).  Es por ésto que aquí, más que un tratamiento médico convencional, se requiere de un doctor espiritual que encuentre la cura en aquellas esferas elevadas.

Con respecto al extraño ritual de mojar el lóbulo de la oreja y pulgares, el autor opina que es precisamente para hacerle ver al “enfermo” que la cura de esta afección no tiene nada que ver con la medicina convencional y debe él convencerse de que ésto está relacionado más bien con algo que debe corregir en el ámbito espiritual.  En este caso, la lepra está directamente relacionada por el pecado de Lashón Hará -- chismorreo  (ver Números XII).

El lóbulo de la oreja hace alusión al cerebro, el pulgar al corazón y el pulgar del pie al hígado.  Esto insinúa que cuando uno actúa dejándose llevar por las tentaciones del corazón o la impulsividad del hígado, no escuchando la voz del Eterno, cae invariablemente en el error y en el alejamiento espiritual. A manera de complementar esta idea, el comentarista IBN EZRA revela que estos puntos corporales son lugares de enlace entre el cuerpo y el alma.

La lepra en casas u objetos materiales viene a reforzar la idea que ésta no es una enfermedad natural y que debe uno realizar introspección acerca de sus actos.   En caso de no hacerlo, se podría llegar a la destrucción de su propia casa, insinuando de esta manera la fragilidad humana y golpeando así la seguridad en sí mismo del afectado.

Aunque hoy en día esta enfermedad ya no existe, estos pasajes y comentarios nos reafirman la firme creencia en el Todopoderoso y la fe de que tanto el bien como el mal provienen únicamente de EL, teniendo así la confianza de que nos curará de todas nuestras  afecciones y enfermedades.

“...pues Yo soy el Eterno, tu Sanador”  (Exodo 15,26).

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