La “Profecía a Bavel”, a pesar de que parece dirigirse al reino de Bavel, sin embargo, parece estar más dirigida al imperio asirio, que también gobernó en la Bavel Kasdita, principalmente, en la etapa probabilónica de Sargón. Y hay también evidencias históricas de ello.
Las profecías de Yeshaiahu que comienzan con la palabra hebrea “Masá”, son un compilado de profecías sobre los pueblos, pero la profecía que comienza con el vocablo “Masá”, es una profecía de carácter especial. Dios castigará el orgullo de los pueblos y su maldad, utilizando a otros pueblos (a quienes también les llegará su día), y dicho escarmiento es descrito ampliamente, mientras que la salvación del pueblo de Israel, que será consecuencia de este castigo a los pueblos, es descrita muy brevemente.
“Profecía (Masá) a Bavel”-en los capítulos 13 y 14 (hasta el versículo 27)-la profecía comienza con la Bavel “orgullo de los Kasditas” (capítulo 13, versículo 19) y finaliza con Ashur (Asiria):” Yo quebrantaré a Ashur en Mi tierra, y sobre Mis montañas le pisotearé” (capítulo 14, versículo 25), y está dirigida contra el imperio asirio, que también gobernaba la Bavel Kasdita (ya entonces), en particular, en la etapa probabilónica de Sargón (“Sharu-Kinu”, el rey “correcto”, “el legal”; 705-721 antes de la era común). Una evidencia de ello encontramos en el capítulo 14.
“¡Ay de Ashur, vara de Mi ira” (capítulo 10, versículo 5-15) está referida a las conquistas de Tiglat Pileser, y la “Profecía (Masá) a Bavel”, a su hijo Sargón.
Sargón, que había exiliado a Shomrón, conquistó numerosos reinos en Aram (Siria) y en Pleshet, en Ashur constituyó una nueva ciudad capital que llevó su nombre – “Dur Sharukin”-y desarrolló templos que también impusieron rituales babilónicos, para disgusto de la nobleza de Ninvé.
En el “cruel” Día de Dios (capítulo 13, versículo 9), caerá sobre este imperio una oscuridad celestial y se registrará un movimiento de tierra (capítulo 13, versículos 10-13), y los ejércitos de Maday lo destruirán, quedando desolado como Sdom y Amorá (Sodoma y Gomorra) (capítulo 13, versículos 17-19).
Después de unos cien años (612 antes de la era común), los ejércitos de Maday destruyeron Ninvé, la capital de Ashur, y no volvió a construirse-“Nunca jamás será habitada. ni morarán en ella de generación en generación” (capítulo 13, versículos 20-22). Y las ruinas de sus “palacios” (versículo 22), fueron descubiertas por arqueólogos franceses y británicos unos 2.500 años después (desde 1820), durante aproximadamente cien años.
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