Revolución fallida

Revolución fallida

Yoshiahu llevó a cabo una revolución religiosa, pero la misma no logró erradicar las concepciones en las que el pueblo estaba sumido, a raíz de los pecados de Menashé. Por consiguiente, la revolución de Yoshiahu fracasó y él fue abatido.

La muerte de Yoshiahu en la batalla de Meguido y la lamentación de Irmiahu por ello (Divrei Haiamim II, capítulo 35, versículo 25) plantean preguntas básicas: el texto no cita la razón por la cual Yoshiahu salió a la batalla, ni principalmente, la causa de su muerte. Por lo general, estamos acostumbrados a una descripción basada en el principio de que no hay muerte sin pecado ni hay sufrimientos sin iniquidad, mientras que aquí, en el texto literal, no hay alusión alguna al fundamento del pecado, la iniquidad o el error de Yoshiahu, y en todo caso, falta también la explicación de su traslado a Meguido, la realidad tal como él la reflejaba y además el fundamento de la reacción de Dios a la misma.

La pregunta es doblemente difícil ya que el texto señala: “Y nunca hubo antes de él rey alguno como él que se tornó al Señor con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moshé; ni después de él se ha levantado otro como él” (Melajim II, capítulo 23, versículo 25), pues entonces, la respuesta del propio Yoshiahu fue una respuesta completa, lo que disipa la posibilidad de supeditar su muerte a sus propios pecados.

En Eijá está escrito: “El aliento de nuestra vida, el ungido del Señor fue tomado en sus hoyos” ( Eijá, capítulo 4, versículo 20), Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria y los comentaristas que coinciden con ello, identifican a Yoshiahu como el Mashiaj citado en el versículo. El versículo da cuenta de que la muerte de Yoshiahu se produjo en el contexto de los pecados del pueblo, ya que surgieron a partir del error de Yoshiahu.

Yoshiahu sostenía, que su revolución se había filtrado profundamente en todos los sectores del pueblo, pero no fue así. Es posible, que desde lo superficial muchos pueden haberse unido a la purificación del Templo y a la eliminación de los dioses, pero el cambio brusco no se produjo, y el pueblo osciló en el servicio Divino deseado y la tendencia hacia las distintas clases de idolatría.

La época de Yoshiahu no logró erradicar las concepciones espirituales potenciadas en el período de Menashé,y por ende, a pesar de que aún había una oportunidad de Teshuvá, de arrepentimiento y retorno, y la misma hubiera sido aceptada-el mismo pueblo le cerró las puertas, por el hecho de que estaba cauivo de una concepción teológica errónea.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Extraído de la revista “Megadim”, de ediciones Tevunot.

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