El capítulo está dividido en dos temáticas. En la primera parte, figura el relato de la Torre de Bavel (Versículos 1-9) y en la segunda parte, aparece una extensa lista de los descendientes de Shem, hasta el primer contacto con la familia de Abraham (Versículos 10-32)
El relato de la Torre de Bavel (Versículos 1-9)
En el capítulo anterior leímos acerca de la composición de los pueblos y cómo es que de los hijos de Noaj “se ramificaron las naciones en la tierra, después del diluvio” (Capítulo 10, versículo 32). En nuestro capítulo aparece el relato de lo que surge a partir de la ramificación de los pueblos. El relato propiamente dicho se inicia precisamente con el enfoque opuesto: “Érase toda la tierra un solo idioma y pocas palabras” (Versículo 1). Esas mismas personas unidas deseaban construir “una ciudad y una torre con su cúspide en los cielos” (Versículo 4) para “hacerse de un nombre”-a fin de perpetuar la vida humana en el mundo y reflejar un recuerdo concreto de la humanidad (como alternativa de mención de recordación, ver por ejemplo: “éste es Mi Nombre para la eternidad y ésta es Mi Mención para generación y generación” (Shemot, Exodo, capítulo 3, y muchos otros)
Dios “desciende” y ve la ciudad y la torre construidas por las personas y resuelve separarlas, “Y Dios los dispersó de allí sobre la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad” (Versículo 8). Y la ciudad fue denominada Bavel debido a la confusión de idiomas surgida a raíz de la construcción de la ciudad y la torre.
Los descendientes de Shem (Versículos 10-32)
Una vez más nos encontramos con una lista de descendientes y en esta ocasión, la misma es una lista ampliada de los descendientes de Shem, el hijo de Noaj. La lista reitera de algún modo la lista del capítulo anterior pero el ritmo de la lista nos indica su objetivo. Las generaciones son mencionadas una tras otra, hasta llegar a “las generaciones de Teraj” (Versículo 27). En esta instancia, la lista se amplía más aún, y hay detalles familiares puntuales sobre la familia de Abraham Avinu, nuestro patriarca.
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