Nuestro capítulo aborda la guerra de Israel contra Midian, a raíz del pecado de Baal Peor
La planificación (Versículos 1-5)
Dios le ordena a Moshé “vindica la causa de los hijos de Israel, de los Midianim, después te reunirás con tus gentes” (Versículo 2) – es decir, Moshé debe combatir contra los Midianim antes de su muerte. Moshé recluta combatientes de todo el pueblo “mil por cada tribu, de todas las tribus de Israel” (Versículo 4) o sea, en total hay 12000 combatientes.
La lucha (Versículos 6-12)
Moshé envía a los combatientes junto a Pinjás. La Torá no brinda detalles sobre las fases de la lucha sino que informa sobre sus resultados y consecuencias: los combatientes matan a todo varón de Midian, entre ellos los reyes de Midian y Bilam hijo de Beor. Los combatientes toman como cautivos a las mujeres, los infantes y los bienes. Al final de la guerra, queman las ciudades de Midian.
Después de la batalla (Versículos 13-24)
Moshé y Elazar salen al encuentro de los combatientes, y Moshé se enoja con ellos: “¿Han dejado vivir a alguna mujer? He aquí que ellas se entregaron a los hijos de Israel, por palabra de Bilam, para rebelarse contra el Señor en el episodio de Pehor, y hubo mortandad en la congregación del Señor” (Versículos 15-16). Moshé le permite al pueblo dejar con vida a niñas pequeñas, pero a las mujeres adultas-deben ser eliminadas.
Una cuestión adicional que es mencionada, es la pureza de los enseres de Midian. También aquí, al igual que en el capítulo 19 (y en ningún otro lugar de todo el relato bíblico) figura la expresión “Este es el decreto de la Torá” (Versículo 21) y son mencionadas las aguas de aspersión, que también son mencionadas allí, de manera que es probable que haya un nexo entre las dos secciones.
La distribución de los bienes (Versículos 24-54)
Tras el final del combate se pueden dividir los bienes. Dios le ordena a Moshé dividir los bienes de manera equitativa entre los combatientes y el resto del pueblo: “y habrás de dividir lo apresado, entre los participantes en la batalla, los que salieron a la guerra, y entre toda la congregación” (Versículo 27). Tanto los que salieron a la guerra como el pueblo deben separar de los bienes para entregar a Dios: “de los hombres combatientes es separado uno de quinientos para el servicio sagrado, ofrenda para Dios, y de los hijos de Israel es separado uno de cincuenta de los bienes que es entregado a los Leviim. El texto hace una reseña de los bienes y finalmente resume “Tomó Moshé y Elazar el oro de los jefes de millares y de cientos, y lo trajeron a la Tienda de Reunión, remembranza para los hijos de Israel ante el Señor” (Versículo 54).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.