La visita del rey de Bavel a Jizkiahu (versículos 1-2)
A raíz de la enfermedad de Jizkiahu, sobre la cual leímos en el capítulo anterior, el rey de Bavel envía una comitiva a Jizkiahu. Jizkiahu recibe a la delegación con alegría y les muestra todos sus tesoros: “no hubo nada en su casa y en todo su dominio que no se lo mostrase Jizkiahu” (versículo 2).
La reacción de Yeshaiahu (versículos 3-8)
Yeshaiahu se presenta ante Jizkiahu y le pregunta sobre la visita. Jizkiahu repite nuevamente lo escrito anteriormente y le enfatiza a Yeshaiahu que les mostró todo lo que hay en su casa “no hay cosa entre mis tesoros que no les haya mostrado” (versículo 4). A raíz de ello, Yeshaiahu profetiza algo malo: “He aquí que los días van llegando en que será llevado a Bavel todo lo que hay en tu casa, y lo que han atesorado tus padres hasta este día, sin que quede nada," dice el Señor. Y de entre tus hijos, que procederán de ti, a quienes tú engendrares, llevarán a algunos que serán siervos en el palacio del rey de Bavel” (versículos 6-7). Jizkiahu se consuela con el hecho de que el castigo a su Casa, su dinastía, no se dará mientras él esté en vida, sino después de su muerte.