La redención es inminente, también para los pueblos (versículos 1-8)
Dios proclama que “cercana está Mi salvación para venir y Mi justicia para ser revelada” (versículo 1), y no sólo para el pueblo de Israel sino también para los pueblos “Y el hijo de tierra extraña que se ha unido al Señor, no hable, diciendo: "El Señor me separará totalmente de Su pueblo” (versículo 3)-incluso los pueblos que optan por “las cosas en que Yo Me complazco, y se esfuerzan en (cumplir) Mi pacto” (versículo 4), serán parte de la redención. Dios llevará a esos pueblos al Beit HaMikdash, al Gran Templo “Yo también los traeré a ellos a Mi santo monte, y los haré gozosos en Mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre Mi altar, porque Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (versículo 7).
Los líderes no cumplen su rol (versículos 9-12)
El profeta reprende a los líderes quienes no cumplen con su función “Sus atalayas (de Israel) son ciegos todos ellos; nada saben” (versículo 10). Los pastores, los líderes están ocupados en sí mismos “todos ellos se apartan por su propio camino; cada cual (va) tras su ganancia, sin excepción alguna” (versículo 11). Es posible que el profeta critica a los falsos profetas (Ibn Ezra y Radak) o a los líderes políticos (Rashi).