Síntesis del capítulo, Yeshaiahu 57

Síntesis del capítulo, Yeshaiahu 57

 

El capítulo está compuesto de tres profecías que tienen temáticas centrales comunes: el consuelo para los justos y la reprimenda para los malvados.

Apertura: Los Justos hoy y en el futuro (versículos 1-2)

En este breve pasaje el profeta describe cómo en la actualidad “El justo perece, mas ninguno hace caso de ello” (versículo 1), pero promete que en el futuro “Fallece en paz, descansan en sus tumbas todos los que anduvieron en su rectitud” (versículo 2), es decir, los justos serán llevados a su descanso en paz.

La reprimenda a los malvados (versículos 3-13)

A diferencia de los justos, a los que hizo referencia el pasaje anterior, aquí el profeta se dirige a los pecadores “Mas en cuanto a vosotros, ¡lleguen acá, hijos de hechicera, prole del adúltero y de la ramera!” (versículo 3). El profeta repudia al que practica la idolatría y se dirige a los dioses. El profeta aclara que a pesar de que Dios se abstiene de castigar a los pecadores “¿No es acaso porque Yo he guardado silencio por largo tiempo, por tanto tú no Me temes?” (versículo 11), en el día del anuncio, los dioses no salvarán a sus adoradores, y sólo serán salvados los que confían en Dios: “Cuando clames, ¡líbrete tu turba de dioses! Mas el viento se los llevará a todos ellos, un soplo los disipará; pero el que pusiere su confianza en Mí, poseerá la tierra, y heredará Mi santo monte” (versículo 13).

Consuelo para los justos (versículos 14-21)

Tras el reproche a los pecadores, en este fragmento hay una descripción de la inminente redención “Y dirá (el Señor): "¡Allanen, allanen, despejen el camino; quiten los tropiezos del camino de Mi pueblo!"(versículo 14). A pesar de que Dios castigó al pueblo por sus pecados “A causa de la iniquidad de su codicia Me indigné, y le castigué repetidas veces; oculté (Mi rostro), estando indignado: y él siguió andando perversamente en el camino de su corazón” (versículo 17), pero ahora, Dios está interesado en redimir al pueblo, curarlo de “su enfermedad” y consolarlo: “Yo he visto sus caminos, y le sanaré; le conduciré también, y le devolveré consuelos a él y a sus penitentes” (versículo 18). El profeta concluye el pasaje con el tema central de las profecías del capítulo, y hace hincapié en que los malvados no tendrán el mérito de ser redimidos “¡No hay paz, dice mi Dios, para los inicuos!” (versículo 21).

 

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